domingo, 16 de marzo de 2025

El tiempo se ha detenido. (Por Patricia F.)

 

Este mes de marzo estoy participando de la propuesta de Cristina Rubio en su blog comunidad Alianzara cuyo tema es: UN MOMENTO ETERNO: LA PERCEPCIÓN DEL TIEMPO EN LA LITERATURA.

El reto consiste en leer "No oyes ladrar los perros "de Juan Rulfo y escribir un relato en el que un momento se convierta en una eternidad.

Por ejemplo, puede ser una despedida, la espera de una noticia crucial, la espera de un amor no correspondido.

Mi historia está basada en un hecho real, que me tocó vivir hace varios años atrás.




El tiempo se ha detenido. (Por Patricia F.)


La blancura y frialdad de ese largo pasillo me envolvían como un manto de nieve, tan blanca, tan fría como las mismas luces que lo iluminaban. 

Por instinto tiritaba, no sé si era el frío no sé si eran los nervios, pero no lograba controlar ese leve temblor. 

Miré el reloj al fondo del pasillo, apenas se movieron las agujas y sin embargo parecía que había pasado una eternidad desde que mi madre ingresara al quirófano. 

Miré angustiada las blancas baldosas, las conté con la mirada, tratando de no pensar, de acelerar ese tiempo que, a paso lento, se negaba a avanzar. 

Mientras en mi mente retumbaban las palabras del doctor, que una tras otra como puñaladas se me volvían a incrustar en el corazón, en el alma. 

  • -"Tengan en cuenta que es una cirugía complicada y puede que no salga con vida del quirófano”. 

Un nudo volvió a formarse en mi garganta, impidiéndome respirar y las lágrimas rodaron por mis mejillas al recordar la escena, las palabras de mi madre, luego de escuchar al doctor: 

  • - “Solo les pido que, si no salgo viva de la operación, no quiero velatorio, quienes no me vinieron a visitar cuando estaba viva, no tienen que venir a verme después de muerta. Tampoco quiero flores, las flores son para olerlas cuando aún respiras, quiero que me cremen y mis cenizas las esparzan en la naturaleza, sea el mar, el campo, donde más les guste. 

Recuerdo prometerle cumplir su voluntad si de allí no salía, de darle un beso en la frente y ver al camillero empujar la camilla por ese pasillo. 

Nuevamente ese largo, blanco, frío pasillo me heló la sangre. Mis ojos volvieron a mirar el reloj, lentas sus agujas apenas se movían como si se rieran de mí y de mi angustia. 

Comencé a rezar en silencio, abstraída del mundo blanco que me rodeaba, de orfandad que sentía en ese momento, miré a mi hermano sentado a unos metros de mí, en silencio observando el mismo reloj, no me atreví a hablarle, sabía que él llevaba la misma lucha interna que yo y el silencio era la mejor solución. 

Comencé a recordar la infancia, la adolescencia, juventud y a mi madre siempre ahí para nosotros, siempre presente. No era justo que ella estuviera debatiéndose entre la vida y la muerte adentro de ese frío quirófano. Pensé que la vida no es justa, realmente no lo es, tantas cosas tristes le tocaron vivir desde chica y ahora en sus últimos años debía luchar contra esa cruel enfermedad, que le impedía disfrutar de tantas cosas. 

Volvieron a rodar lágrimas por mis mejillas, mis ojos buscaron nuevamente ese reloj, había pasado una hora, que parecieron miles y el silencio del pasillo se hacía cada vez más abrumador, el segundero se acopló a mis latidos, marcando aún más el desasosiego que me embargaba. 

Comencé a contar esas pulsaciones, mientras rogaba que se aceleraran, que el tiempo apurara su andar. 

Pero no, el tiempo seguía su ritmo... 

El pasillo blanco, frío cada vez más largo como el tiempo mismo, como mi angustia me estaban envolviendo en un torbellino blanco, que me ahogaba y me llenaba de deseos de gritar, pero no podía, no debía hacerlo. 

Hasta que por fin nos llamaron por micrófono, la cirugía había terminado, mi madre estaba viva, con varios centímetros menos de intestino, muy delicada la habían pasado a terapia, si bien habían logrado extirpar todo el cáncer, le esperaba una larga recuperación y luego sesiones de quimioterapia, todo eso le permitió estar tres años más en este plano hasta que su cuerpo cansado dijo basta. 

Luego de unos días le agradecí al cirujano su sinceridad, porque si bien antes de entrar a quirófano eso fue demoledor, le permitió a mi madre expresar su voluntad que luego cumplimos con mi hermano pasados esos tres años de gracia. 

23 comentarios:

  1. Al tiempo no le importamos, él tiene su ritmo, sus pausas y sus movimientos. Va deprisa cuando queremos que vaya despacio y se detiene cuando deseamos correr... Tenemos que intentar aprovecharlo sabiendo que no lo dominamos.
    Me ha gustado el relato.
    Saludos

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    1. Así es nosotros no le importamos al tiempo y el juega con nosotros a su antojo.
      Muchas gracias por tus palabras, un abrazo.
      PATRICIA F.

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  2. No hay más larga espera que esa que de tener, a un servidor querido en la sala de operaciones.
    La espera es eterna y esas manillas del reloj van tan lentas que nunca ves su avance
    Un bueno tú relato, ese tiempo lo has descrito genial
    .
    Una bonita semana.
    🌹😘

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    1. Hola Campirela, ese tiempo en el que se espera es una eterna agonía sin dudas.
      Muchas gracias por tus palabras, un abrazo grande y buena semana.
      PATRICIA F.

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  3. ¡Hola, Patricia!

    Qué bien has narrado tu historia. Has conseguido captar mi atención desde el primer momento hasta el final. He sentido mucha angustia y es que cuando una persona querida está en un quirófano y más si es una operación delicada, el tiempo parece no avanzar. Me ha gustado mucho esto que dices: “Mis ojos volvieron a mirar el reloj, lentas sus agujas apenas se movían como si se rieran de mí y de mi angustia.”

    Me alegra que finalmente la operación saliese bien. Debió de ser una experiencia muy dura, pero a pesar de eso has conseguido narrarla muy bien, lo cual tiene un gran mérito porque no es nada fácil.

    Te agradezco mucho tu participación en el reto de este mes y te mando un fortísimo abrazo.

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    1. Hola Cristina, muchas gracias por tus palabras, me alegra que te haya gustado mi manera de narrarlo, contar es una manera de hacer catarsis, porque, aunque ya pasaron años de esa situación, cuando la pienso aún duele.
      Fue un placer participar de tu propuesta, te mando un fuerte abrazo.
      PATRICIA F.

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  4. En esos momentos el tiempo parece detenerse. esperar frente a una sala de operaciones es terrible, lo has relatado muy bien, he compartido tu angustia y tu esperanza. Te dejo mi cariño.

    mariarosa

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    1. Muchas gracias Mariarosa por tus palabras, realmente en esas situaciones el tiempo parece estancado, es tremendo.
      Un abrazo grande.
      PATRICIA F.

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  5. Es curioso cómo antes de la operación no quieres que llegue elemento. Y cuando llega quieres que corra; pero todo so silo deseos. A Cronos no le importa mucho.
    En cualquier caso, la cosa no fue del todo mal. Tres años, en estos casos, son tres sños.
    Abrazooo

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    1. Hola Gabiliante, así es el tiempo juega con nosotros, nuestros sentimientos, se va y no vuelve, a veces es tirano y a veces placentero.
      Muchas gracias por tus palabras, un abrazo.
      PATRICIA F.

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  6. Ay, amiga, la frialdad del pasillo no es solo una descripcion, sino reflejo del tiempo suspendido en la angustia. Tu madre enfrento la muerte con dignidad y claridad. Todos tuvieron mucha fortaleza en realidad y esos tres años fueron una tregua para un mejor adios 💙
    Un beso, preciosa; que tengas una linda semana por delante.

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    1. Hola bella Hada de las Rosas, así es tal cual lo describís, ese momento fue el tiempo suspendido en la angustia y gracias a Dios hubo una tregua para poder aprovechar cada momento y hablar muchas cosas.
      Muchas gracias, feliz semana para vos también, un abrazo grande.
      PATRICIA F.

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  7. Es una experiencia de atemporalidad excelente. Y así es. Las manecillas del reloj no avanzan cuando estamos ensimismados en un instante. Casi siempre trágico.

    Un abrazo

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    1. Hola Albada, muchas gracias por tus palabras, el tiempo a veces es tirano y nos ahoga o no en su transcurrir.
      Un abrazo grande.
      PATRICIA F.

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  8. El espaciotiempo suele ser eterno. Este relato es una prueba irrefutable de cómo determinadas circunstancias se vivencian y permanecen inalterablemente para siempre en nuestro recuerdo y corazón. Conmovedor relato una vez más, Patricia. Te felicito!!

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    1. Muchas gracias Carlos por tus palabras, el tiempo es tan tirano a veces, se transforma en una interminable agonía y otras tan felíz que quisiéramos que se detuviera allí.
      Un abrazo grande amigo.
      PATRICIA F.

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  9. He leído este relato con ansiedad, al ser un relato real, vivido desde el amor y el miedo me ha emocionado muchisimo, sé lo que se siente, lo que duele....
    leerte ha sido como vivir tiempos parecidos, gracias por compartir
    Un abazo

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    1. Muchas gracias Stella por tus palabras, realmente a quienes hemos vivido este tipo de situaciones nos queda una marca en el corazón.
      Un abrazo.
      PATRICIA F.

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  10. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  11. Hola Patricia, tu relato refleja una profunda angustia y vulnerabilidad ante la incertidumbre de la vida y la muerte. La intensidad del frío y la blancura del pasillo del hospital, y la espera que se convierte en un tormento emocional, donde el tiempo parece detenerse y cada segundo se siente como una eternidad. Las palabras del doctor que resuenan en la mente, intensificando su miedo y dolor.

    La promesa hecha a tu madre, de respetar su voluntad en caso de no salir viva de la cirugía, añade una carga emocional significativa. A través de recuerdos de momentos compartidos, expresas la injusticia de la enfermedad y el sufrimiento que ha acompañado a tu madre a lo largo de su vida.
    Duro, triste y profundo, que muestra una realidad terrible en la soledad de un hospital, y que me trajo recuerdos que duelen y quiebran el alma, un abrazo

    eliminé el otro comentario porque me hice un poco de lío con los artículos, fruto de la congoja.

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    1. Muchas gracias Nuria por tus palabras, tan cálidas, comprensivas.
      Sin dudas muchas de nosotras alguna vez hemos pasado alguna situación similar, quizá no tanto, pero que nos ha marcado y dejado esa sensación de agonía, tristeza y porque no hasta de abandono.
      La vida a veces nos golpea duro, pero a través de esos golpes también nos enseña.
      Muchas gracias, un abrazo grande.
      PATRICIA F.

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  12. Hola Patricia, un relato muy conmovedor. En efecto una espera en un hospital se hace eterna y más cuando a quien están interviniendo es alguien tan importante en la vida de uno. Te felicito por tu relato. Ana Piera.

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    1. Muchas gracias Ana Piera, sin dudas esas situaciones son muy duras, pero también dejan una enseñanza, que puedo asegurar es demasiado dura.
      Gracias por tus palabras, un abrazo grande.
      PATRICIA F.

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Al fin vacaciones. (Patricia F.)

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