Hola todos y todas, yo también voy a sumarme a nuestra propia convocatoria y daré vida a unas nubes caprichosas que vi esta mañana en este hermoso lugar en el que estoy. Esperé varios días a que hubiese nubes ya que el cielo no dejaba su celeste diáfano y no aparecía ninguna. Al ver estas, rápidamente pensé en este relato que les dejo a continuación. Espero que como siempre, expresen sus sentimientos a través de sus comentarios: positivos o negativos, siempre me encantan porque me ayudan a crecer como escritora.
Un gran abrazo.
Espía - por Rosana
- - ¿De qué tienes miedo? – le pregunté
temerosamente
- - Tú tienes miedo, no logras ni siquiera
preguntarme sin que la voz te tiemble – respondió la bestia en un tono irónico
- - Es que es imposible no respetarte, sé de tus
andanzas, tu prestigiosa presencia entre
las piedras, el subir y bajar de las sierras sin que los millones de cactus
desparramados eviten que te desplazases de aquí para allá. Toda la extensión
era tuya. Ahora solamente asomas las orejas y espías, espías como un asesino
culpable de haber cometido el peor de los crímenes, temeroso de ser
descubierto.
Así pués, el único zorro que quedaba vivo
en el lugar, quedó pensativo, las palabras del forastero se le hundieron en el
pecho como las hojas de varios cuchillos, como aquellas balas que eliminaron la
manada a la cual pertenecía.
- - Solía ser un paraíso este lugar – balbuceó luego
de abandonar la altanería – podría decirse que entre vecinos casi se
desconocían. Una casa por allí, la otra en la otra punta, pocas, viejas,
pequeñas, para qué la majestuosidad en un lugar en donde la misma naturaleza
era el palacio que te embriagaba la vista cada mañana. Alguien descubrió este
inmaculado sitio, alguien perteneciente
a la famosa civilización, como suelen llenarse la boca ustedes para mencionar
el progreso. ¿Progreso? Me encantaría que me explicaran cuál es el verdadero
progreso. Aquí estoy, sólo, asomado detrás de las sierras, observando cómo lo que
era inmaculado se fue transformando. ¿Miedo?, un poco, apenas asomo el hocico,
intento disimular las orejas. No entiendo, realmente no entiendo cómo se puede
hacer semejante juego de palabras. ¿Progreso? ¿Acaso eso no sería destrucción?
- - Perdón, no era mi intención provocar semejante
nostalgia, haz de cuenta que no dije nada.
El único sobreviviente, hechó una
carcajada tan enorme que provocó vientos, tempestades. Truenos y rayos
cubrieron el lugar
- - Ese es otro invento bien vuestro: hablan, dicen,
provocan, destruyen, hieren y luego recurren al soltar. ¿Soltar, olvidar?
¿Hacer de cuenta que no dicen nada? Eso también habéis inventado: el arte de
destruir y luego el artilugio de que uno no puede quedar prendido a la
desgracia; soltar y seguir, más quisiera yo soltar y seguir, pero a mi me
dejaron sólo, no dejaron ni uno de los míos, así que cada día, espío un poquito
por entre las sierras, asomo mis orejas y recuerdo, recuerdo los días en que
toda la manada entera era dueña de esta belleza y que ahora, inundada de
cemento, luces y ondas satelitales, ustedes, denominan paraíso.