miércoles, 12 de julio de 2023

La vida fue una excusa. (Por Patricia F.)





Propuesta juevera.

Esta vez me sumo a la propuesta de Neogéminis, "excusas", espero les guste mi historia, me gusto el tema, todos alguna vez en la vida hemos puesto excusas ante diferentes circunstanci











La vida fue una excusa. (Por Patricia F.)

 

A pasos lentos con su bastón como única compañía, don Luis llegó a la plaza donde acostumbraba a ir cada día soleado, se sentó en el mismo banco para que el sol le calentara su dolorida espalda. 

Mientras observaba a los abuelos jugar con sus nietos, algunos paseando a sus perros y parejas de enamorados haciéndose arrumacos. No podía evitar el pensar en su vida que pasó, ¡tan rápidamente! Y en la pila de excusas que fue acumulando en todo ese tiempo como papeles se acumulaban en altas pilas sobre su escritorio cuando era empleado en sus años mozos.

Siempre se excusó y nunca tuvo en claro la razón, si fue por timidez o falta de interés, cerrando los ojos pensó en aquella joven que conocía desde el colegio, cuando sus amigos lo incitaban a salir al baile y hablarle, él siempre argumentaba que estaba ocupado, que debía ayudar a su padre en el negocio, que tenía que estudiar para un examen, que... ¡¡¡Qué tonto había sido!!! Realmente le gustaba esa muchacha, pero tenía miedo al rechazo, vergüenza y siempre inventó algo para no verla a solas. 

A lo largo de la vida lo persiguió ese recuerdo y luego en la oficina cuando algunos de sus compañeros iban a un bar y lo invitaban, él siempre argumentaba otro compromiso, así es que se fue quedando solo, ni una mascota quiso tener porque según Luis, son sucios, hacen ruido, son caros de mantener y quién la cuidaría si él decide tomarse unos días de vacaciones o se va al viaje final y definitivo. 

Siempre pensó en viajar un poco, pero casi nunca lo hizo, pues pensaba que no estaba bien dejar solos a sus padres y cuando sus padres partieron, pensó que ir solo sería muy aburrido, todos sus amigos estaban casados, todos con sus vidas armadas y él seguía buscando excusas para no hacer. 

La vida se le fue pasando tras los pretextos hasta el punto de que sin dudas no le quedaba mucha vida por recorrer, cuando decidió por una vez seguir adelante con una idea, se levantó y volvió sobre sus pasos, hasta llegar a esa calle donde vive ese perro viejo abandonado a su suerte, sacó del bolsillo un trozo de pan y se lo ofreció como cada día y como cada día el perro lo siguió hasta su casa, pero esta vez no le cerró la puerta en las narices, esta vez lo dejó entrar, pues no había excusas para que dos viejos como ellos terminaran sus días solos, por primera vez en muchos años Luis se sintió feliz. 

 




Uno entre miles. (Por Patricia F.)

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