Hola amig@s. Motivada por la propuesta juevera de "LAZOS Y RAÍCES", me lancé sobre el teclado y descargué mi hartazgo sobre él, así que agradezco muchísimo la iniciativa, resultó altamente catártica.
Zorras, Ellas
Sigiloso y casi con ternura, todas las tardes que puedo verlo - porque sé que cuando no lo veo también concurre a la cita - se adentra el zorro a mi terreno.
Camina despacio, olfatea y hociquea cuanto ve...parece que lentamente va tocando apenas con las almohadillas de sus patas, cada piedra. Espera atento, mira hacia un costado y el otro y tiene la esperanza de que en algún rincón me haya olvidado un trozo de lo que sea. Me enternece y me deja pensativa: cualquier cosa va a venirle bien, tal cual como a las Zorras, esas que cada día, cada mañana, cada tarde, comparten conmigo el espacio laboral. ¿ Agresivo? ¿Sienten acaso que lo mío es agresivo? ¿Resulta muy directo este discurso que en realidad guarda montones de desilusiones todas amontonadas en el fondo del alma?
Zorras, las hay de todos los tonos: rubias, morochas, pelirrojas y hasta aquellas que esconden debajo del velo su color de cabello. Zorras...se agazapan, se entremezclan con la gente humilde y franca, entre aquellos que no saben ocultar sus sentimientos, aquellos a los que nos resulta dificilísimo ocultar tanto la profunda alegría como el asco, o como el tedioso aburrimiento, o la desilusión vestida de dama.
Zorras, están ahí, al acecho, esperando que les des lo que sea: ayuda, dinero, trabajo ya planificado, una mano para controlar lo que se complica, o quedar perfectamente paradas cuando doblaste tu lomo para lograr un objetivo, pero con la excusa del trabajo en equipo debes poner su nombre, aún cuando su mejor aparición, es personificando a un fantasma.
Zorras y mediocres y debo pedir disculpas al cuadrúpedo tierno que me visita y me deja disfrutar de su pelaje camuflado, paseando por mi tierra, en busca de algo para sus cachorros y desconoce que tal vez, se llevará mis sandalias de cuero a su madriguera...pues desconoce que son de un humano que olvidó guardarlas y no sabe distinguir entre lo suyo o mío...Zorras, ellas saben bien de quiénes son las pertenencias.