viernes, 8 de abril de 2022

Simplemente Julia. (Por PATRICIA FULVEY)

 

Me sumo nuevamente al nuevo concurso del Tintero de Oro, donde hay que escribir una historia cuyo protagonista sea un detective privado, en mi caso se trata de una detective privada.

882 palabras.



SIMPLEMENTE JULIA. (Por Patricia F.) 

Cuando Julia Mc Kensie arribó a Argentina, nadie imaginaba qué ideas traía entre manos esa delgada muchacha de cabellos claros, que ocultaba sus deslumbrantes ojos azules detrás de unas enormes gafas. Perfecta hispanoparlante, gracias a que su madre era argentina, ningún acento denunciaba su origen estadounidense, pasajera común cargando entre su equipaje un par de libros de gastronomía; su cuchillo de chef, su pimentero de madera y bronce y una hermosa cámara fotográfica. 

Consultaba permanentemente su reloj, esperando la combinación del vuelo que la llevaría al sur, a la Patagonia, puesto que ese mismo día debía presentarse en el hotel “cinco estrellas”, que la había contratado como chef ejecutiva. 

Al llegar al Calafate, previo paso por el baño del aeropuerto, entró rubia y salió morocha de ojos pardos, sin sus anteojos, después de todo las lentes de contacto y las nuevas tinturas en aerosol hacen maravillas, permiten cambiar el tono en un santiamén. 

Guardó su pasaporte estadounidense en el compartimiento secreto de su voluminoso libro de cocina y sacó el argentino, ahora Julia González, llevaba el apellido de su madre. Salió al encuentro del chofer que la llevaría a su nuevo trabajo. 

Una vez instalada en su habitación y acomodados sus efectos personales, se cambió la ropa, revisó su aspecto, el look morocho de su mamá le sentaba bien; salió al encuentro de su “jefe”, quién por lo que tenía entendido era un mujeriego empedernido y casi todas las empleadas del hotel habían pasado por su cama... - “Mejor así” (pensó), más fácil de engatusar y lograr la información que necesito. 

Sospechaba que él era el cabecilla de la banda de traficantes de fósiles que ella debía investigar, sus contactos en Nueva York, la forma en que logran sacarlos de Argentina e introducirlos en Estados Unidos sin ser descubiertos. 

Dicen que es un tipo peligroso, esos son su especialidad, no en vano su “cuchillo de chef” está permanentemente bien afilado al punto de cortar una hoja de papel con la perfección de una katana, sabe cómo usarlo y no dudaría en hacerlo de ser necesario. 

Salió con decisión al pasillo, en la toilette del aeropuerto quedó la poco agraciada muchacha rubia dando lugar a esta bella morocha, decidida a terminar con este comercio ilegal; acariciaba el estuche de su cuchillo, su mano derecha, no levantaba sospechas, es normal que un cocinero lleve siempre su herramienta de trabajo... 

- Adelante, pase usted señorita González, bienvenida, soy Juan Carlos Lago, pero puede llamarme Carlos, gerente general del hotel; le extendió su mano, la invitó a sentarse y le ofreció un trago. 

- Gracias, solo café, no tomo alcohol en horas de trabajo, contestó ella mientras colocaba un micrófono debajo de una lámpara del escritorio, aprovechando que él estaba disponiendo las bebidas. 

Mientras la ponía al tanto del trabajo, Julia aprovechaba a observar a este hombre y escudriñar su personalidad y cuán peligroso podría ser bajo esa aparente amabilidad. Luego la llevó a recorrer las instalaciones del hotel y conocer al personal de cocina bajo sus órdenes. 

Después de varios días de trabajar en la cocina, diseñar nuevos menúes y ganarse la confianza de su jefe (quién la miraba cada vez más con ojos de satisfacción) mientras recibía los informes vía satelital del micrófono oculto, retransmitidos desde la oficina del Nueva York. Todo en calma y sin novedades, hasta que un día al cabo de un mes, llega el informe de que varias piezas paleontológicas iban a llegar en un cargamento de vino destinado a la bodega del hotel; varias cajas fueron desviadas a la oficina del señor Lago, mientras el resto fue directo a la cava. 

-Allí deben estar escondidas, pensó ella. 

Esa misma noche, aprovechando que el gerente estaba pasando un momento de placer junto a una de sus amantes de turno, Julia, usando una copia de la llave de la oficina de la gerencia, entró y revisó con cuidado una de las cajas. 

¡Bingo!, pensó un reluciente colmillo y varias piezas dentarias más junto con algunos pequeños huesos, asomaron; según decía el pequeño informe que los acompañaba: piezas del Llukalkan (término mapuche) aliocranianus, cuyo significado es “el que causa miedo”, un reciente hallazgo científico; 80 millones de años atrás este dinosaurio se paseaba por estas tierras, un tesoro muy valioso para la ciencia y sin dudas mucho dinero para los traficantes. 

Gracias al pequeño micrófono supo que las cajas partirían en un vuelo clandestino, comandado por un piloto de origen americano que se hospedaba hace varios días en el hotel, la única pista cercana era la del El Chaltén, de ripio, donde operan aviones pequeños, biplaza y cuatriplaza, el lugar ideal para el despegue, de allí despegaría, bajaría en una pista clandestina a cargar combustible y luego cruzaría a Bolivia, donde lo esperarían para continuar con el traslado de la mercadería, siempre volando bajo para no ser detectado por los radares. 

Alertada gendarmería, llego al sitio de despegue, el piloto metió demasiada potencia de golpe, lo que hizo que la hélice chupara demasiadas piedras rompiéndola, debiendo así abortar el vuelo, hay que ser conocedor de ese tipo de terreno y cómo operar una aeronave allí... 

Todo terminó señor Lago, su pequeña red fue descubierta, por ¿una simple cocinera?, no, es Julia Mc Kensie, “detective y chef” ... 

 

 

 

jueves, 7 de abril de 2022

¿Quieren que les cuente? por Rosana

 Esta es mi participación en los Desafíos Jueveros. Esta vez, la propuesta es de "DE AMORES Y RELACIONES". 

Miryam nos ofrece una serie de frases para comenzar nuestro relato y esto es lo que surgió con la que elegí. 

A veces nos creemos que lo sabemos todo, que observando a la gente, podemos deducir sus preocupaciones...


¿Quieren que les cuente? por Rosana

Entonces me pareció que era el momento oportuno para contárselo todo. No  soportaba más guardar ese secreto. Lo conocía hacía tantos años, no merecía lo que estaba pasando.

Justo tuve que estacionar la camioneta delante de la nueva dietética que inauguraron al lado de mi edificio. ¡Una delicia lo que vende esa gente!. Pero no, no, ese no es el tema que me lleva a contar esto. Tuve que estacionar justo ahí, porque estaba esperando a mi amiga que vendría en colectivo a encontrarse conmigo. Ay Dios mío, me voy por las ramas y no termino de contar nunca lo que quiero.

Bueno, continúo, cuando uno espera – por lo menos yo – desespera. Así que mientras estaba ahí, mordiéndome las uñas por la tardanza de María, me puse a observarlo. Se apoyó contra el mármol de la entrada – qué frío habrá tenido -, con su mameluco habitual color aceituna. Comenzó a abrir y cerrar fuertemente los puños, luego estiró la mano izquierda e hizo que sonaran los nudillos, apretó la boca con fuerza – estoy segura que esos movimientos le hacían doler – luego se restregó muy fuerte una mano con la otra. Conociéndolo como lo conozco, sé que la artrosis lo estaba matando. Yo tentadísima por contarle, pero las contracciones y relajaciones de los músculos de su cara, el apretar constantemente los ojos en cada movimiento de las manos, hacían que pudiese sentir el dolor que lo invadía en ese momento. Colocó ambas manos en los bolsillos – supongo que buscaba un poco de calor, ya se le habían congelado bastante. Jamás levantó la vista. La gente pasaba y lo esquivaba como a un bulto.

María no llegaba y yo no podía dejar de observarlo y tenerle mucha lástima. En eso, salió el otro portero, el del edificio de al lado. ¡Ah! ¿No les dije?, perdón, hablo mucho y digo muy poco, o por lo menos digo lo que menos interesa: Javier, es mi portero, el de mi edificio, hace tantos años que ya no recuerdo desde cuando.

El otro, el de al lado, hace menos de tres meses que empezó a trabajar ahí, pero Javier siempre fue muy solícito. ¡Un tipo de ley!, un trabajador impecable.

Al otro no llegué a conocerlo demasiado todavía. La que lo conoce a la perfección es Griselda.

Griselda es hermosa, friega los pisos como nadie, limpia los pasamanos y los deja relucientes, abre y cierra las puertas a cada momento. Las puertas y otras cosas. Lo vi con mis propios ojos.

Ahora observo con detenimiento cómo Javier se olvida del dolor de sus manos y socorre al otro para ayudarlo a entrar al edificio un paquete terriblemente pesado - no sé qué será -  A juzgar por lo rojos que se pusieron ambos al levantarlo, debe de ser muy, muy pesado, tanto que con la cara que puso, ese novato,  hizo que Javier le ofreciera ayuda, y el muy cara dura le aceptó el favor,  pero para levantar a Griselda no le pide ni ayuda ni permiso.

Yo creí que este era el momento oportuno para contarle a Javier esto que le está pasando entre su mujer y el nuevito…No  es que a mi me interese mucho la vida de nadie, no, para nada. Tengo muchísimo trabajo y no puedo perder el tiempo con sandeces… Mejor me quedo un poquito más observando, tal vez mis secretitos, colaboren con otras gentes.

 

miércoles, 6 de abril de 2022

"No son molinos Sancho, son gigantes" (por Rosana)

 

Vamos por la semana 14 junto a las propuestas de SINDEL AVEFENIX



No soy adepta a la poesía, hay muy pocas que realmente me gusten, pero cuando la tristeza apremia siempre se me escapan unos versos desde el alma.

"No son molinos Sancho, son Gigantes" por Rosana

Esta vida nuestra atravesada por infortunios

no para de ofrecernos oportunidades para demostrar que podemos,

Hoy ruedan las lágrimas, cada uno por su lado, pero siempre juntos.

Hoy nos rodea la bronca, la impotencia, la incredulidad...¿Otra vez?

Es que llevamos tantas vidas vividas a la par, ya no recuerdo cuántas

La oscuridad se empeña en ir y venir. Ya estamos entrenados como para una maratón.

Va llegando el desafío, sentimos que pertenecemos a un juego de mesa cuyas piezas

van siendo movidas por...¿por Quién?

Porque en estos momentos la Fe flaquea.

El "Quién" está empeñado en que sigamos demostrando que podemos,

que una vez más vamos a poder.

Y  es ahí que escucho esa voz que me acompaña desde mi más temprana edad,

esa voz de la cual me enamoré hace tanto, esa voz que no falta jamás a mis amaneceres,

la que se hace notar hasta cuando no estamos cerca: es tu voz amor y dice:

"No son molinos Sancho, son gigantes"

y yo te creo, te creo mi hidalgo predilecto y me arrojo con vos a combatirlos otra vez.

lunes, 4 de abril de 2022

 Hola a todos: Hoy les dejó un microrrelato . Espero les guste. Esos pensamientos que uno no controla y que se me dan en el tren jajaj. Lugar que por lo general me inspira historias como ésta que voy a compartir hoy. Solo pensamientos de alguien más. Algo leído en el rostro de alguien durante mi viaje.

Denle mucho amor. Abrazos. Hasta el próximo posteo.

  Pensamientos en el asfalto (Por Susana)

 

   El sol arde arriba, el asfalto que quema cuanto lo roza.

     Días abrasadores, con cansancio acumulado y miles de pensamientos en mi cabeza.

No es propicio el tiempo para renunciar, tampoco lo es para recomenzar.

     Cuándo será el momento y el lugar donde nos volvamos a encontrar.

Sé que me equivoqué pero no lo sé remediar.

     Sé que te hice daño y ya no te puedo abrazar. No quedó atrás el deseo, solo la felicidad.

Doy vueltas y vueltas siempre en el mismo lugar. Con los sueños atados de vagar y vagar.

     Sólo te veo tan cerca, casi te puedo agarrar. Pero tu mirada en la mía me dice que nunca más.


Uno entre miles. (Por Patricia F.)

  Este jueves la propuesta vuelve de la mano de Neogéminis.  Mónica nos desafía a escribir un relato titulado: 1 entre 1000, después de much...