Tesoros tras la cortina. (Por Patricia F.)
La mente divaga y piensa que detrás de las cortinas se pueden esconder muchas cosas, animadas e inanimadas. Pequeñas pelusas si no tuve tiempo de pasar la aspiradora o algún pequeño insecto con el que estuvo jugando mi gato, hasta dejarlo inerte y por lo tanto allí lo dejó abandonado.
Descorrer mis cortinas cada amanecer es un preciado tesoro, porque más allá del cielo azul puedo ver mis plantas regalándome sus flores, que en esta época estallan hasta los cactus.
Mi árbol de mango (que es mi “hijo verde”, como le digo yo, porque lo hice de semilla hace alrededor de veinte años) ahora repleto de ramilletes de flores que atraen abejas; la vida se manifiesta en una eterna danza de polinización a cambio del precioso néctar con el fabricarán la preciada miel.
(Mi árbol de mango en flor)
Los nidos de pájaros que allí se cobijan dando lugar a la vida de nuevos pichones demandantes. El tesoro más grande de la vida que se esconde tras las cortinas.
Pienso, tengo hijos, planté muchos árboles y seguiré haciéndolo porque el planeta lo necesita y además para mí es un inmenso placer. Solo me falta escribir un libro, pero por ahora solo escribo algunos textos, micro relatos, poesías, mientras espero que llegue la inspiración para hacerlo y quién sabe... quizá un día detrás de esas cortinas, allí me esté esperando.
(Flor de uno de mis cactus)
Patricia F.