Un sexto sentido. (Por Patricia F.)
(Imagen sacada de la web)
A raíz de conversaciones que he tenido con amigos, sobre las cosas que nos suceden en la vida, algunas vivencias que nos marcan, diría que muchas lo hacen a fuego, a tal punto de evitar como sea volver a caminar el mismo sendero y tropezar con la misma piedra. Algo internamente nos dice: “por allí no”.
Ese sentido de supervivencia que nos hace alejarnos de ciertos lugares y personas; una voz interior que nos susurra y otras nos grita que es peligroso, no vale la pena arriesgarse, que nada, absolutamente nada de eso sirve...
Desconfiar, huir, desaparecer en cuerpo y mente de esos sitios se hace imperiosamente necesario.
Es valedero pensar, crean o no, en la importancia de confiar en uno mismo, en el pensamiento junto a lo que dicta el corazón. A mí, particularmente siempre me dio resultado, la mayoría de las veces confiar en mi instinto ha sido fundamental.
Sentir desconfianza hacia alguien o algo está bien, muchas veces nada es lo que parece; “sexto sentido” le llaman, la mayoría de las veces nos mantiene a salvo, otras, por desoírlo nos llevamos varios golpes, por eso yo confío en él.
Cuando me prometí a mi misma no volver nunca más a determinados lugares, lo cumplí y me fue bien, fui soltando sitios, personas tóxicas, lo que el presentimiento asociado a la corazonada me dictaban.
Mi pregunta es a ustedes mis lectores: ¿confían en su sexto sentido?, ¿alguna vez se dejaron guiar por él?
(imagen sacada de la web)