sábado, 2 de julio de 2022

Caña con ruda (Por Patricia F.)

 Caña con ruda. (Por Patricia F.)



(Plantas de ruda junto a la menta piperina, en mi jardín)

 

Una antigua tradición de origen guaraní cuenta que, en el mes de agosto, todos los años se producían grandes lluvias que, sumadas al frío del invierno provocaban enfermedades, a veces como grandes epidemias que llegaban a diezmar las aldeas; por eso crearon este remedio natural, puesto que a la ruda se le reconocían múltiples propiedades medicinales. 

Esta tradición milenaria, proveniente de los pueblos originarios de América, en Argentina se encontraba específicamente enraizada en el norte, extendiéndose luego a todo el país. 

Al principio se mezclaba la ruda con licores fabricados con chañar, tunas, algarroba; con la llegada de los europeos los componentes alcohólicos se fueron cambiando hasta llegar a la preparación actual. 

Volviendo a sus orígenes, la creencia popular destacaba su efectividad para combatir los males de invierno, por eso un mes antes el 1 de julio, se colocan unas ramitas de ruda en un frasco a macerar con caña, se deja en lugar oscuro hasta el 1 de agosto, donde a la mañana se toma en ayunas, el día que se celebra a la Pachamama o Madre Tierra. 

Como se toma es otra cuestión, algunos dicen que tres sorbos, otros que siete sorbitos y otros que un vasito de licor lleno, y que uno se ofrece a la tierra para pedir su protección. 

En la actualidad se fueron cambiando en algunos casos el jugo de limón por otro cítrico, que puede ser naranja o pomelo, e incluso algunos exquisitos usan jugo de maracuyá, pero lo cierto es que el 1 de julio se prepara, se deja macerar esperando la llegada de agosto, el mes más frío por estos lares. 

Y obviamente, yo ya preparé y puse en maceración la mía. 






                                                                            (Esperando el 1 de agosto)

 

 

  Patricia F.

jueves, 30 de junio de 2022

Hola a tod@s. ¿Cómo va?

Me uno a la propuesta de  MOLI 

He aquí la imagen que elegí



Trabajar con y para los niños, y en comunidades socioeconómicamente difíciles, llevan a escribir con cierta realidad que puede, tal vez, lastimar. 

Esta es mi realidad cotidiana, aquí, en donde resido. Es una verdad tan cruel que hiela y quema hasta los huesos. La impotencia es uno de los sentimientos que me invade diariamente. Podría decirse que esa mirada, se va a dormir con migo y hace años que busco cambiarla, pero en soledad, nada puede lograrse. Así que esto es lo que logré volcar en el teclado.



Ojos de azabache, tristeza futura, aún no sabes niño que la vida es tan dura

Han pensado tus derechos, escritos sin torceduras

Aún no sabes niño, que la vida es tan dura

Aún no sabes que quienes predican cuánto bien  te hará la cultura

por ti hacen poco y nada, solo se sientan, meditan:  ¿qué más les dará tanta fama?

Tus ropas hechas harapos, tus cabellos renegridos, tus juguetes de cartón,

Tu futuro en el olvido

Y te convertirás en hombre, con penas y con resabios

Pues para ser hombre alegre, habría que ponerte palabras en los labios (y libros en las manos)

Hacer que comprendas esos derechos efímeros

Que el adulto se postergue para que crezcas completo

Tu hogar de lata y madera (o  a veces la nada misma) , por donde el viento congela y el calor va derritiendo

Sin el agua que te hidrate, que te recorra completo

Andas de aquí para allá, a cualquier hora, sin tiempo

Empujando carromatos, recogiendo desperdicios

Ojos de azabache, tristeza futura, aún no sabes niño que la vida es tan dura

Que te hemos mentido todos, que vamos salvándonos de a poco

Que empuñamos el fusil, que causamos terremotos

Que seguimos agrediéndonos, insultando y maltratando

Que no hemos aprendido, que solo prima el espanto

Ojos de azabache, tristeza futura…ya crecerás niño y nos pasarás factura.


Rosana

Uno entre miles. (Por Patricia F.)

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