viernes, 29 de octubre de 2021

Tardes de siesta y libros ( por Patricia F.)

 Tardes de siesta y libros. (por Patricia F.) 

 


De todas las actividades que me gusta hacer, leer es una de mis preferidas, los libros tienen un encanto, una atracción que no puedo evitar, ver una librería, entrar, revisar, mirar, buscar el tesoro escondido en algún estante. 

Leo y colecciono, tengo bibliotecas y estantes repletos por todos lados, un mueble especial en mi cocina para mi colección de libros de gastronomía, que como se sigue agrandando, ya excedió su capacidad. 

Mi amor por ellos comenzó siendo muy pequeña; tanto para mí como para cualquier niño, dormir la siesta no es un buen plan, simplemente porque es aburrido; entonces mi tía se recostaba conmigo y me leía. 

Recuerdo esos viejos libros un poco ajados de hojas amarillas; el primero que me leyó fue “Platero y Yo” de Juan Ramón Jiménez, luego, el que fuera mi preferido de entonces, “El libro de la selva” de Rudyard Kipling, mi imaginación volaba entre esas aventuras del niño y los animales; el tono de la voz, la expresión en la lectura ayudaba a soñar; después “Colmillo Blanco” y tantos más... 

Cuando aprendí a leer, mi mamá me comparaba libritos de cuentos infantiles, así el placer de leer se apoderó de mi alma y mente; atesorarlos es otro de mis placeres, buscar libros muy viejos, rescatarlos del olvido, todos absolutamente todos, me acompañan por la vida, se mudan conmigo, cada tanto releo alguno, hojeo otros, miro los viejos libros escolares y al verlos retornan a mi mente la infancia y adolescencia con sus anécdotas. 

La lectura ha sido un hermoso camino de ida, conservo esa costumbre, acostarme a la hora de la siesta con un libro en la mano, cuando viajo alguno de mis amigos de papel me acompaña, pero regresan varios nuevos conmigo junto con la satisfacción de nuevas joyas encontradas. 

miércoles, 27 de octubre de 2021


Me uno a la propuesta de Molí del Canyer, que publicó Campirella

Molí propone realizar un relato en el que se diferencien dos vocablos que se confunden habitualmente: "Casa y hogar", y esto es lo que salió:







De pequeña vivía y crecía en una casa, en una casa que para mi madre era su hogar, no para mí. Para ella tenía todo aquello que anhelaba, pues ya la vida la había castigado con haber dejado su Italia natal, entonces, su mente construyó una república en miniatura aquí por estas tierras que jamás pudo querer. Su mente construyó la fantasía de que, en el barco, viajó con ella ese hogar que tuvo que dejar y en diferentes camarotes estaban la tía Peppina y sus pequeños, la tía María, viuda y con dos hijos a los que había que cuidar más que al resto, su madre (mi nonna) y su hermana Lucía, y todos juntos,   iban en busca del resto del hogar que eran los hombres, los que habían partido a conquistar una América a la que aborreció toda su vida, entonces, el hogar que no era mi hogar, era la fortaleza en donde mi madre enjugaba sus lágrimas y sus extrañamientos.

En parte, mi padre y yo, éramos como forasteros en medio de esa aglomeración de emociones, frustraciones y desencantos, puesto que el verde Mediterráneo jamás pudo mudarse y desembocar en el ocre del Atlántico.

Así crecí en esa casa y fui deseando por años que todos esos protagonistas un día cualquiera partiesen y fuesen un recuerdo, y yo, pudiese quedar a solas, junto a todo el amor de mi madre y de mi padre, ya que estaba harto cansada de compartirlo con el resto de los que conformaban esa fotografía color sepia que ella guardaba en medio de su corazón.

Hasta que un día, un príncipe encantado llegó y me propuso romper el encanto, me sustrajo de las aletargadas escenas trágicas, me sustrajo de las eternas añoranzas de la tierra que habían dejado atrás. (Cómo habrán sido de trágicas, que llegué a pensar que esa también era mi tierra y yo también debía de estar triste). Deténgase el lector y relea el párrafo con confianza, que no hay exageración alguna en lo que digo. Sabrán que la tragedia nació en la vecina Grecia, cultura que el Imperio Romano supo hacerse propia, y que mi familia tomó y patentó al dedillo. Y estábamos en la llegada del príncipe, el príncipe que aún, treinta y nueve años después se despierta a mi lado cada día, y me invitó a formar el hogar que compartimos. El hogar que a pesar de haberlo mudado alguna vez, no se deterioró jamás. Ese hogar que me llama cada día cuando está por aproximarse el fin de la jornada laboral. Ese hogar que huele a nosotros, que tiene la estufa encendida en invierno y nos cobija y que jamás se enfría a pesar de que el aire acondicionado lo refresque.

¿Querían saber cuál era la diferencia entre casa y hogar? Un tanto difícil explicarlo, en realidad, habría que ponerle piel al relato para poder sentirlo.

 




 

lunes, 25 de octubre de 2021

Y un día, se fue (Por Silvy)

 






Se fue lentamente. Intenté detenerlo en el primer indicio, apenas si dejé que nadie se diera cuenta porque logré aferrarme a él de la forma que pude. No había sido grave, apenas una imagen fugaz que desvanecí en una tarde con los artilugios aprendidos de mi madre.

Al principio sucedía espaciadamente. Tal vez era la luna que hacía que brotaran sus ganas locas de dejarme. Tal vez eran los problemas cotidianos, los niños con sus gritos, la casa desordenada, los nervios que me ponían de un humor desquiciante. Pero yo lo dominaba. No le daba tiempo de asomar su ausencia porque inmediatamente encontraba la forma, los medios, el arte de mantenerlo conmigo.

Yo creí que sería eterno, que apenas me daría algún que otro trabajo para que todo fuera perfecto y que su retirada no fuera más que una amenaza para demostrarme que no todo podría estar bajo mi control.

¿Por qué perderlo? ¿Para qué? Si estábamos juntos desde siempre, si era mi orgullo y mi marco perfecto. Me veían con él, así, revoltoso y salvaje, buscando ser libre todo el tiempo y yo era feliz con el desparpajo de quien cree en la eternidad de todo.

Fue tornándose cada vez más difícil que mi vida fuera como al principio. Y cuando no podía retenerlo, me quedaba encerrada en casa, recluida y avergonzada como si, al desaparecer él, parte mía se desvaneciera.

Cada mes era más demandante. No me daba tiempo a reponerme. Gastaba fortuna encontrando la mejor manera para que todos vieran que seguía conmigo, que seguía siendo mi orgullo y mi estandarte.

Me castigó de la peor manera porque al retenerlo a fuerza de engaños se puso duro, lánguido, sin expresión, como diciéndome "me quedo pero no como quieres que me quede".

Me cansé de mentir... me cansé de mentirme. Decidí que era inútil tanto sacrificio para  sostener una imagen que ya no era la mía. Elegí buscar mi orgullo solo en mi interior. Abandoné los artilugios, las trampas y me acepté así, como él me dejaba, con esta nueva imagen de mujer vencida por el tiempo.

Nos despedimos de a poco y fui viendo cómo se marchaba con cada nueva luna. Se fue mi pelo negro y al fin, dejé de teñirme...


domingo, 24 de octubre de 2021

 Estamos súper ansiosas!!! (por Rosana)



Buenos días hermosa comunidad bloguera. Para los que no leyeron la presentación que hay en nuestro blog, les contamos que esta idea, esta de publicar y comunicar nuestros escritos, surgió porque venimos participando en un evento que se realiza por este extremo sur del Planeta Tierra, tres veces por año.
En mi caso, será la tercera vez que participaré en el MUNDIAL DE ESCRITURA

Si bien, Patricia, Silvia y yo nos conocemos desde muy pequeñas, comenzamos a participar en estas convocatorias, y de tanto darle al teclado, a las ideas, a las locuras a las cuales nos llevan a escribir las propuestas que el mundial ofrece, nos pusimos a pensar y quisimos que esos escritos, no sólo viajaran hasta el ojo observador del jurado, sino que quedasen en algún lugar atesorados, y es así que parimos "Artesanos de la palabra". Obviamente luego, fueron surgiendo otros motivos que nos inspiran diariamente a seguir escribiendo. 


El  creador de esta propuesta se llama Santiago Llach. Es  escritor, editor, poeta, traductor, coordinador de talleres literarios  y a él le debemos esta espectacular oportunidad que organiza totalmente en forma gratuita y que nos moviliza muchísimo, haciéndonos vivir, diez días de adrenalina total. 

Quisiéramos que ustedes también puedan disfrutar de este evento, por eso esta entrada, a través de la cual van a poder investigar y nutrirse de la información necesaria para pensar si gustan de participar. 


 y si quieren saber aún un poco más, gustosas les compartiremos todo lo que sabemos al respecto.
Nos leemos en las próximas entradas. 
Que tengan un excelente domingo!!!




Uno entre miles. (Por Patricia F.)

  Este jueves la propuesta vuelve de la mano de Neogéminis.  Mónica nos desafía a escribir un relato titulado: 1 entre 1000, después de much...