Con la copa en la mano, rebosante de agua pura y fresca cerró los ojos muy fuerte, los cerró hasta sentir un dolor punzante. Nunca antes recordar le había costado, muy por el contrario los recuerdos se habían convertido en pensamientos recurrentes, de esos que sólo una buenísima terapia puede hacer que comenzasen a borrarse, o a transformarse, o a desdibujarse, convirtiendo los vértices puntiagudos, en círculos suaves que no dañan.
Esta vez era distinto, elevaba la copa, ceñía su frente, se esforzaba, convertía sus labios en una fina recta disgustada, pero no lograba sentir dolor. La sensación de paz y falta de dolor emocional se siente muy pero muy rara después de estar presente años y años. Intentar sanar, es un camino lleno de piedras y elevaciones: se camina, se baja, se sube, se respira con dificultad, viene la agitación y la angustia, se siente que ya no se va a poder y que ese destino de tinieblas continuo jamás correrá la cortina y se irá desvaneciendo.
Las imágenes de ese pasado lleno de escombros se fueron convirtiendo poco a poco en una foto velada, de esas en que los cuerpos y las facciones no pueden deducirse.
Había decidido quitarle el timón a esos capitanes que tomaron los hilos de su vida para hacerla bailar como marioneta...Una liviandad recorrió mágicamente todo su cuerpo y cando percibió que aquellos fantasmas que comandaban su barco se hundieron en el mismísimo pasado, se aferró en la popa de su vida y se echó a andar.
Y brindó, brindó y dio gracias mirando el cielo, porque si se sabe manejar al DOLOR, el DOLOR es el mejor aliado para resurgir desde las cenizas.
Gracias a este abrigo llamado VOLUNTAD, que se colocó últimamente hasta en los días más calurosos.
Y siguió brindando, porque la vida le regaló una familia para volver a comenzar y no cometer los mismos errores, otros sí, los mismos nunca.
Y se emborrachó con agua pura y rebosante, porque la nueva imagen que le devuelve el espejo le regala amor cada vez que se mira.
Y otra copa más, por la magia que producen sus manos cuando las coloca sobre el teclado de la computadora y por las canciones que entona: riendo y llorando, lo mismo da.
Y otra copa más, porque este último año fue el más agotador de su vida y sin embargo no hubo un solo día en que dejó de reír, de ayudar, de sostener, de desplegar las alas y echar un vuelo gigante hasta que llegó cada noche.
Muy Feliz Navidad, y VIVAN LOS MOMENTOS DE OSCURIDAD, porque inspiran las estrategias que hacen que al final del túnel, haya una luz inmensa!!!!