miércoles, 7 de febrero de 2024

Viejas cartas. (Por Patricia F.)

 

Este jueves la propuesta viene de la mano de Cecy en su blog Deshojando relatos, convocatoria del jueves 8 de febrero, dónde el tema propuesto son las cartas de amor.

Aquí abajo dejo mi propuesta a la que sumé un poema corto que escribí a mis 17 años y que ya publique anteriormente en este blog, pero me pareció lindo sumarlo.









               Qué mejor que acompañar con este tema de Nino Bravo.



Viejas cartas. (Por Patricia F.) 

 

Desaté con cuidado el lazo que sujetaba la caja y al levantar la tapa, asomaron amarillas viejas cartas de amor. 

Recuerdo que no llevaban estampillas ni las traía el cartero, sino vos mismo las dejabas en mi puerta y yo esperaba con ansias escondida detrás de las cortinas verte por unos segundos dejarlas en el buzón. 

Tan jóvenes entonces, el “bichito del amor” nos había picado, leer esas cartas y tus palabras tan ardientes me hacían saltar el corazón. Yo te respondía con otras cartas apasionadas que dejaba también en tu buzón. 

Estábamos enamorados y era como un juego escribirnos, porque luego al vernos explotábamos de amor. 

Tantos años han pasado desde entonces, nuestros hijos ya son grandes, un día quizá seremos abuelos, pero al recordar esos tiempos nuevamente aflora la emoción. 

Nos amamos y acompañamos todos estos años, compañeros de ruta en las buenas y en las malas. Al releer esas cartas siento que nuevamente me vuelvo a enamorar. 

Y... 

Recuerdo aquel poema que escribí a mis 17 años en el año 1980 y todo cobra un nuevo sentido. (Lo comparto con ustedes) 

Revolviendo los cajones 

y papeles olvidados 

encontré muy bien guardadas 

todavía perfumadas 

viejas cartas de amor... 

Y mi mente se pobló 

de recuerdos del pasado 

de aquellos días tan lejanos 

donde habita la ilusión. 




Esta fotografía es un collage que armé con fotos de mi autoría con viejas cartas y libros.

martes, 6 de febrero de 2024

Mi mundo se extingue. (Por Patricia F.)

 

Esta vez el Tintero de Oro en su concurso número 40, homenajeando a Ítalo Calvino, nos propone escribir un relato donde el protagonista quede dividido/a en dos partes una buena y otra mala, la división puede ser física o psicológica.

Espero les guste mi tema elegido, sé que no es agradable pero al final cuento porqué lo elegí.







Mi mundo se extingue. (Por Patricia F.) 

Soy uno de los millones de seres pequeños que habitan este espacio, pero no por ser pequeños dejamos de ser importantes y ¡vaya sí lo somos! pues sin nosotros el mundo se extinguiría, creamos nuevos seres y los mantenemos con vida hasta su vejez y natural desaparición por el desgaste que se produce con los años. 

Todos juntos tenemos tareas específicas que cumplir y trabajamos asociados las veinticuatro horas del día por el bien de nuestro cosmos; podría decirse que somos una especie de clones del bien. La vida siempre transcurrió feliz y sin sobresaltos, pues nuestra organización así lo requiere para el correcto y sincronizado funcionamiento, algo fuera de lugar haría quebrar el delicado equilibrio de espacio, tiempo, vida. 

Un día algo extraño pasó y algunos de nuestros hermanos comenzaron a transformarse en una especie de alienígenas malignos que en vez de trabajar en beneficio del universo lo empezó a destruir. 

No sabemos cómo ni cuándo, pero comenzaron a infiltrarse entre nuestras filas y a destruirlas, debilitando así nuestro mundo. 

La guerra comenzó, debo confesar que recibimos ayuda externa de otros mundos, atacando a estas fuerzas del mal, mientras nosotros tratábamos de encontrar una respuesta a lo que ha pasado y una solución.  

La pregunta ha sido: ¿por qué un cuerpo exactamente igual al mío se transformó en maligno? No tengo respuesta... 

Esa ayuda externa, ha disminuido considerablemente a esos seres, pero no ha matado a todos y ellos se esconden en las sombras, lo sé porque a diario suenan alarmas que detectan sus movimientos. Llevamos meses así, repito, nuestro mundo se debilita cada vez más, lo peor es que como el ADN de los malignos es igual al de nosotros los benignos, cuando la ayuda externa ataca la radiación nos destruye a nosotros, los buenos también. 

Nuestro número está mermando y el universo conocido de nuestro mundo está desapareciendo. 

Sólo me queda por decirles que extrañamente a lo que todos piensan, nuestra muerte, la de los buenos, mi muerte arrastra también la de los malos... 

Les cuento esto con mi último aliento, pues el cáncer está ganando la batalla y el cuerpo de mi universo está muriendo. 



Nota final:

 Elegí el tema del cáncer para de alguna manera homenajear a todos los enfermos que están luchando contra esta cruel enfermedad y para recordar a mis seres queridos (que son varios fallecidos a causa de dicha enfermedad) sobre todo a mi madre, que fue valiente, que presentó batalla hasta último minuto y lamentablemente la perdió.

Considero que esta enfermedad divide el cuerpo en dos partes la buena y la mala, las mismas células del cuerpo que se transforman en dañinas al propio organismo y las buenas que siguen su lucha.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Uno entre miles. (Por Patricia F.)

  Este jueves la propuesta vuelve de la mano de Neogéminis.  Mónica nos desafía a escribir un relato titulado: 1 entre 1000, después de much...