Pensamientos cuando cae la lluvia (por Patricia Fulvey)
El día frío, oscuro y gris, no parecía de verano; las copas de los árboles azotadas por el viento y el suelo húmedo por la reciente lluvia se cubrió de piñas que se desprendieron de los pinos, de ramas secas y hojas.
El paisaje semejaba al de una película, increíblemente bello, misterioso, como si de algún rincón oculto fuera a asomar un duende o un hada, quizá un alma en pena deambulando por allí.
Mi imaginación libremente comenzó a soltarse y miles de historias danzaron por mi mente, rápidamente busqué papel y lápiz, a tomar apuntes que a lo mejor un día serán historias, un cuento o relatos cargados de magia.
Comenzó esa llovizna fina y mi laberinto de ideas dio rienda suelta a mis locos sueños, me perdí en el tiempo y en el espacio; si fuera pájaro buscaría refugio en la copa de esos pinos, podría convertirme en una seta venenosa y emerger entre la pinocha y las raíces.
Si fuera un hada volaría apresurada, haciendo florecer a todas las flores silvestres del lugar, para que esta ahora copiosa lluvia las riegue.
Esta soy yo con sus locas ideas, las que irrumpen sin pedir permiso, que llegan en un momento determinado y luego, sin avisar se van, yo las busco, las necesito, porque quiero inspirarme, escribir... pero ellas se burlan desaparecen para volver a aparecer, cuando menos lo espero. La naturaleza por sobre todas las cosas me inspira, llena mis pulmones de aire puro y mi cerebro de ideas.
(Estos son mis pensamientos mientras veo el día otoñal en pleno verano y después de muchos días terriblemente calurosos, un 5 de febrero 2022)