viernes, 11 de febrero de 2022

Si te llueve el alma (Por Silvy Olivieri)

Hoy llueve en Buenos Aires. Intenté escribir un cuento original, expresivo, melancólico y único pero los dedos se congelaron sobre el teclado. Parece ser que no alcanza con el sonido de la lluvia para atraer a mis musas. Me pregunté muchas veces qué las atrae, cuál es el click mágico para que, de la nada, me broten ideas como manchas de pintura sobre un lienzo. Busco en mi memoria, releo poesías, cuentos y notas e intento recordar qué emoción me atravesaba en aquel momento. Nada es como se recuerda porque mi mirada de hoy sobre los eventos de ayer tiene los lentes de la aceptación y la nostalgia pero no de la realidad vivida. El amor único de la adolescencia no puede ser descripto con la madurez de hoy... o sí. Pero solo narraría un recuerdo. Heráclito nos decía que nadie puede bañarse dos veces en un mismo río, porque aunque aparentemente el río es el mismo no lo es y quien se baña en él, tampoco. Mis musas no vienen cuando las llamo, solo aparecen cuando las necesito. No dependen del clima ni del sonido, no esperan un click mágico ni propuestas fabulosas. Ellas esperan que mi alma quiera hablar, que mi mente quiera descansar y que mis palabras broten solas, sin tener que ir a buscarlas en la lluvia que aparece fuera de mí.

6 comentarios:

  1. La lluvia debería llegar con musas, porque es el momento ideal para escribir, a mi tambien me trae recuerdos. Abrazos

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    1. Gracias Ester. Las creo que las musas también aman la lluvia

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  2. Pues sin quererlo ya hay musa en las palabras! Ya has escrito algo que habla del alma! :)

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  3. yo creo que las musas se entrenan, como todos los hábitos. Andar con el cuadernito y la lapicera a cuestas, sobre la mesada, en la cartera y anotar aquello en lo que me quedé pensando, ayuda mucho. Tal vez la idea de musa que tenemos es de una perfección que no existe y nos exigimos que sea muy inspiradora. El tema es volcar en el papel el ahora, el momento; solitos llegan el resto de los pensamientos.
    Un abrazo. Rosana

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  4. Me encantó tu relato. ciertamente la lluvia trae musas. Me pasa. Uno se pone ahilar palabras casi sin querer cuando escucha el golpeteo de las gotas. Gracias por compartirlo. Susana

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