La vida fue una excusa. (Por Patricia F.)
A pasos lentos con su bastón como única compañía, don Luis llegó a la plaza donde acostumbraba a ir cada día soleado, se sentó en el mismo banco para que el sol le calentara su dolorida espalda.
Mientras observaba a los abuelos jugar con sus nietos, algunos paseando a sus perros y parejas de enamorados haciéndose arrumacos. No podía evitar el pensar en su vida que pasó, ¡tan rápidamente! Y en la pila de excusas que fue acumulando en todo ese tiempo como papeles se acumulaban en altas pilas sobre su escritorio cuando era empleado en sus años mozos.
Siempre se excusó y nunca tuvo en claro la razón, si fue por timidez o falta de interés, cerrando los ojos pensó en aquella joven que conocía desde el colegio, cuando sus amigos lo incitaban a salir al baile y hablarle, él siempre argumentaba que estaba ocupado, que debía ayudar a su padre en el negocio, que tenía que estudiar para un examen, que... ¡¡¡Qué tonto había sido!!! Realmente le gustaba esa muchacha, pero tenía miedo al rechazo, vergüenza y siempre inventó algo para no verla a solas.
A lo largo de la vida lo persiguió ese recuerdo y luego en la oficina cuando algunos de sus compañeros iban a un bar y lo invitaban, él siempre argumentaba otro compromiso, así es que se fue quedando solo, ni una mascota quiso tener porque según Luis, son sucios, hacen ruido, son caros de mantener y quién la cuidaría si él decide tomarse unos días de vacaciones o se va al viaje final y definitivo.
Siempre pensó en viajar un poco, pero casi nunca lo hizo, pues pensaba que no estaba bien dejar solos a sus padres y cuando sus padres partieron, pensó que ir solo sería muy aburrido, todos sus amigos estaban casados, todos con sus vidas armadas y él seguía buscando excusas para no hacer.
La vida se le fue pasando tras los pretextos hasta el punto de que sin dudas no le quedaba mucha vida por recorrer, cuando decidió por una vez seguir adelante con una idea, se levantó y volvió sobre sus pasos, hasta llegar a esa calle donde vive ese perro viejo abandonado a su suerte, sacó del bolsillo un trozo de pan y se lo ofreció como cada día y como cada día el perro lo siguió hasta su casa, pero esta vez no le cerró la puerta en las narices, esta vez lo dejó entrar, pues no había excusas para que dos viejos como ellos terminaran sus días solos, por primera vez en muchos años Luis se sintió feliz.
Perfecto relato para decir bien algo que la vida hay que vivirla y no dejar nada para mañana , luego pasa esto que estamos viendo de tu mano.
ResponderBorrarLa soledad de un luis que se quedó solo por sus falsas excusas .
Me ha gustado mucho , es la vida propia.
Un besazo Patricia.
Muchas gracias Campirela, me alegra mucho que te haya gustado, me ha inspirado la propuesta, no siempre me surgen ideas tan rápidamente, pero creo que es la vida misma la que a veces nos pone excusas cuando no somos nosotros los que las ponemos y el tiempo se nos pasa,
BorrarUn abrazo y gracias amiga nuevamente.
PATRICIA F.
Las excusas se suceden, en muchas vidas, y con mil pretextos. Un buen texto para el reto de jueves.
ResponderBorrarUn abrazo
Así es Albada, las excusas suelen ser moneda corriente para muchos.
BorrarMuchas gracias por tus palabras, un abrazo.
PATRICIA F.
Bueno aunque sea al final de su vida supo aceptar que el NO era una mala idea. Buen trabajo. Abrazos
ResponderBorrarMuchas gracias Ester me alegra que te haya gustado, un abrazo.
BorrarPATRICIA F.
Me encanta leerte Patricia, tus historias tienen latido. Besos :D
ResponderBorrarMuchas gracias Margarita por tus palabras siempre tan amables, te mando un abrazo.
BorrarPATRICIA F.
Una excusa de por vida.... claro que ocurre, quizas esa manera de evadir los eventos se hace costumbre. Me identifico porque no tengo mascotas por mil motivos (o excusas)
ResponderBorrarMuchas gracias José por tus palabras, se de mucha gente que vive poniendo excusas para evadir situaciones.
BorrarSaludos.
PATRICIA F.
Una historia triste pero con la puerta abierta a la esperanza. Siempre hay tiempo para, al menos, lograr torcer el rumbo de lo que viene siendo una vida solitaria llena de postergaciones. Muchas gracias, Patricia, por sumarte a este encuentro juevero lleno de excusas!! Un abrazo
ResponderBorrarMuchas gracias por tus palabras y por leerme, me gustó la propuesta, es un tema que da para mucho, vivimos rodeados de excusas, un placer poder participar.
BorrarUn abrazo.
PATRICIA F.
Aleccionnte relato, en esta historia de un ser solitario, que al fin le pone solución a su soledad, siempre pretextada bajo falsas premisas, y dejar que el perro entrara a su casa, para acompañar su soledad. Hermoso texto. Un abrazo. Carlos
ResponderBorrarHola Carlos, muchas gracias, me alegra mucho que te haya gustado, un abrazo.
BorrarPATRICIA F.
Son excusas para posponer. Excusas que se forman a partir de un fracaso amoroso que no lo hubo más que en la mente de una persona débil y tímida. Una vida que pasa de largo, como tantas otras sin ningún fundamento que no sea una ficción de la mente que va dejando sólo al personaje.
ResponderBorrarUna historia de procastinación, falta de caracter, de espectativas y con un final que siempre acaba en soledad.
Triste pero real. Una historia para pensar.
Un abrazo.
Hola José Luis, muchas gracias por leer y comentar, hay mucha gente que deja pasar la vida excusándose de todo por diferentes motivos, nada más triste. La vida es una y creo que hay que vivirla a full.
BorrarUn abrazo.
PATRICIA F.
aplausos
ResponderBorrarMuchas gracias, saludos.
BorrarPATRICIA F.
Muy buen relato, Patricia. Que paséis felices vacaciones.
ResponderBorrarTengo a toda la familia en casa.
Un abrazo.
Hola Franconetti, muchas gracias, felices vacaciones y disfruta de la familia.
BorrarUn abrazo.
PATRICIA F.
se nego a vivir, a ser un ermitaño en la ciudad y destruyo su vida para malvivirla Una pena Un abrazo
ResponderBorrarHola Rodolfo, hay gente que es así, conozco algunas.
BorrarMuchas gracias, un abrazo.
PATRICIA F.
Magnifixo e inesperado finsl, zunwue él parece que lo tenia planeado a falta de un empujoncito. Como este relato: si Monica no convoca este reto, tu no habrias escrito esta historia, y el anciano se habria ido solo a casa.
ResponderBorrarAplaudo la almohadilla electrica sostenible para dolores de espalda; un autentico ecologista dentro de su modestia.
personalmente creo que si le dieran otra oporrunidad, volveria a hacer lo mismo; cada uno es como es, y pretender ser otra cosa seria otra excusa.
abrazooo
Muchas gracias Gabiliante, coincido en que cada uno es como es y si le dieran otra oportunidad él repetiría la historia.
BorrarLa almohadilla eléctrica es bienvenida siempre que haga falta, sin dudas una aliada de los dolores de espalda.
Un abrazo.
PATRICIA F.
Que relato mas bonito, la verdad me hizo emocionar. Puedes tener una vida de excusas, pero la vida alguna vez te pone en frente algo que te dejará sin excusas.
ResponderBorrarSaluditos!!
Hola Cecy, muchas gracias por tus palabras, me alegra que te haya gustado, un abrazo.
BorrarPATRICIA F.
Que bonito final Patricia! Y es que nunca es tarde para dejar las excusas aparte y empezar a decir que SI a las cosas que queremos! Hay personas que deberían mirar un poco más por ellas mismas! Se pierden la vida al estar pendientes de todo lo demás! Un abrazote!
ResponderBorrarHola Marifelita, muchas gracias, es cierto lo que dices hay personas que dejan pasar la vida, pendientes de cosas no tan importantes o por no cuidarse a sí mismas, un abrazo.
BorrarPATRICIA F.
Nunca es tarde para cambiar. La vida siempre nos da una oportunidad para recuperar lo que dejamos pasar... Me encantó, Patricia. Conmovedor final.
ResponderBorrarAbrazo hasta allá.
Muchas gracias Carlos por tus palabras, me alegra que te haya gustado, casi, casi elijo a un gato para que sea su compañero, pero pensé que el gato si se cría solo en la calle es más independiente que un perro y tal vez no decida quedarse con su nuevo dueño, un abrazo.
BorrarPATRICIA F.
hola Patricia.
ResponderBorrarte pregunto por aquí porque no encuentro el correo de vuestro blog. estamos intentando hacer un blog compartido como el vuestro, pero no atinamos, quizás porque los componentes ya tenemos blog. vosotras sois las tres administradoras? porque veo que comentáis como artesanas..y luego firmáis. . nosotros no podemos comentar ni contestar como grupo, sino que sale el comentario de cada uno como personal.
porfa, si eres tan amable, contestame a mi correo gablilianteblogspot.com y borra esto que no viene a cuento aqui
mil gracias y perdona la invasion
Hola Gabiliante, te respondí por mail, cuando veas esta respuesta, borro el comentario.
BorrarSaludos.
PATRICIA F.
Al final es precioso! Me encanta tu relato, besos.
ResponderBorrarMuchas gracias Molí, un abrazo.
BorrarPATRICIA F.
Al final la vida le enseñó lo que tenía que hacer con las excusas y fué feliz. Aunque en el caso de tu pronta , me parece que las excusas las buscaba por timidez.
ResponderBorrarHola Tracy, si, las excusas muchas veces han sido por timidez, por miedo, saludos.
BorrarPATRICIA F.
Al final no había excusa. Necesitaba dar tanto amor como recibirlo. El reflejo de la soledad y de las oportunidades pasadas, fue una bofetada de realidad.
ResponderBorrarNo sé si fue por timidez, por miedo, por inseguridad... pero el tiempo pasa y no siempre se puede recuperar. Ahora ya no estará tan solo.
Es una historia de final feliz.
Así es Mag, la vida le dio una oportunidad de no terminar sus días solo.
BorrarMuchas gracias por tus palabras, saludos y buen inicio de semana.
PATRICIA F.
Pobre Don Luis, creo yo que sufria de una especie de paralisis por analisis pero al final la vida le fue propicia a él y al perrito, que buena compañia! amor mas leal y sincero que el de un can no existe.
ResponderBorrarBesos y que tengas una semana hermosa!
Sin dudas el amor que te transmiten los animalitos es único, los gatos también son asi de cariñosos, bueno por lo menos los míos lo son, muy buena semana, un abrazo.
BorrarPATRICIA F.