Hola a todos, me sumo con este texto a nuestra convocatoria juevera: "Juguemos con el olfato", recuerdos que se van sumando en mi mente y recuerdos, con un aroma tan simple como lo es el pan tostado.
No solo son tostadas. (Por Patricia F.)
Tardes de invierno, afuera el frío ha escarchado los charcos de agua en la calle de tierra, la cocina económica brindando toda la calidez de la leña en su fuego dorado.
Mi madre cortando rodajas de pan de ayer para tostar sobre la plancha de hierro de esa cocina, mientras la leche a punto de hervir en el jarro de aluminio sobre el fuego, no hay que descuidarla o se escapará a borbotones de espuma blanca por los bordes, provocando un desastre sobre los aros de hierro de la hornalla.
El mate cocido en otro jarro esperando su turno para unirse a la leche formando esa sabrosa bebida de las meriendas.
Comienza a sentirse en el aire el aroma a pan tostado, que mi madre coloca pacientemente en un plato, para luego untar con manteca y alguna de las mermeladas que preparó en verano, con las frutas de nuestra quinta.
Ciruelas, duraznos, tomates, membrillos, todos envasados y etiquetados, encerrando la calidez del verano en sus colores dorados, rojizos y naranjas que con su santa paciencia mi madre preparó sobre esa misma cocina unos meses atrás,
Aroma a tostadas con manteca y mermelada, hoy tocó de ciruelas santa Rosa, bien morada y aromática, dulce y con cierto toque ácido, el placer en cada bocado.
Afuera el frío de una tarde de invierno, el sol se acerca al horizonte, oscurece temprano y la cocina envuelta en la calidez de esa leña que mi padre ha preparado todo el verano.
Calor de hogar, envuelto en aroma de tostadas y mate cocido con leche, mi hermano y yo mojando las tostadas en el líquido humeante y riéndonos, somos felices con las cosas sencillas, que ahora recuerdo como un tesoro y que antes no notábamos, pues era lo cotidiano.
Aroma a tostadas... hoy me preparo unas tostadas con mermelada casera y unos mates, mientras evoco aquella lejana infancia, el aroma me lo recuerda, pero falta aquella calidez que, gracias a Dios, guardo en mi corazón.
Mi madre, mi padre, la leña ardiendo en la cocina, ciruelas, duraznos, tomates, membrillos, envasados y etiquetados, en un tiempo ya pasado.
Lamentablemente no tengo fotos de la cocina de micas de la infancia, pero esta de internet es bastante similar.
Mermelada casera de ciruelas, esta foto es de mi autoría, no así las anteriores.