Hoy me uno al reto de la semana número 10 de SINDEL, quien nos propone utilizar la palabra HURACÁN en nuestro escrito. Los huracanes llegan y arrasan con lo que encuentran, igual que llega la guerra, la que está arancándole la sonrisa a muchos, pero entre los muchos, están los niños...
Calesita Parque Lezama - Ciudad de Buenos Aires |
Abro la ventana de par en par, entra una luz que encandila mi sala de estar. Observo el balcón: el verde de mis plantas luce resplandeciente, brillante, borracho de tanta fotosíntesis
En el parque el carrusel gira, como está girando en este
momento el planeta. Tiene países en forma de caballos, avioncitos, autos de
colores, tigres de bengala, llamas, perros. Todos sonríen, nadie ocupa el lugar
del otro, solamente están girando y cargando en sus lomos o asientos
las alegrías de los chicos.
En el horizonte los edificios no permiten que divise el cielo en contacto con el río. Sé que está allá, manso, marrón, terroso…
Observo pensativa con la tranquilidad de que todo está en su lugar: los árboles, los pájaros, las cotorras armando su nido, el carrusel, la feria, las bicis que van y vienen, los gritos del predicador que promete la cura a todos los que recen y alaben junto a él a su Señor, gritos que penetran en mi hogar haciéndome creer que todos almorzarán conmigo este mediodía… Sin embargo
Giro levemente la cabeza y me enfrento con mi televisor.
Este aparato que no permite que siga pensando que todo está como debe de estar; me muestra que otros carruseles han sido volados por el aire junto a las risas de los
niños; que los pájaros estarán desorientados buscando dónde armar sus nidos ; que otros predicadores, igual a este que no calla, habrán prometido también por allá la cura para...¿para qué?
¿Pensaron por un instante que allí, donde la pólvora está inundando el
aire, donde el HURACÁN de explosivos retumba a cada antojo del tirano, allí,
justamente allí, faltan tan pocos días para que llegue la primavera?
Entonces meto mi cabeza en la noticias y las lágrimas no
aguantan un minuto más sin salir, ya por dolor, ya por impotencia, ya por
pensar que no puede ser que el mismo hombre que se encierra en un laboratorio
noche y día para descubrir la cura a nuestros males, sea de la misma raza que el que hace volar por los aires las risas de las infancias que deberían estar esperando que les construyamos un mundo mejor.
Ante un tiovico es aguerra nos golpea la vista y el alma con mayor fuerza.
ResponderBorrarQué será de esos niños. Un abrazo
Si, es terrible, lo miro y lo miro y pienso siempre en esos niños.
BorrarGracias Albada. Abrazo
Por desgracia, un escrito de máxima actualidad, qué tristeza.
ResponderBorrarBesos.
ES lo que nos sucede ahora. Tenemos el planeta roto de tanto desastre.
BorrarBesos
Triste realidad. Emotivo texto. Saludos a la distancia.
ResponderBorrarSaludos Sandra, gracias por pasar
BorrarUn texto con sentimientos. Un abrazo.
ResponderBorrarAbrazo Campirela, un gran abrazo
BorrarCuanto sentimiento destila este texto, estamos todos con el alma en vilo. Los niños nos encogen el corazón. Un abrazo
ResponderBorrarGracias Ester. Siento una enorme impotencia y confusión, no entiendo muchas cosas que pasan aún en la humanidad.
BorrarAbrazo
Una realidad por desgracia, un texto con mucha fuerza. Besos :)
ResponderBorrarGracias Matgarita, un abrazo enorme
BorrarUn escrito fuerte que nos pasa por ambiguas emociones, por un lado la humanidad que lucha por descubrir la salvación, por otro lado un loco cuya codicia arrasa con la inocencia.
ResponderBorrarIncreíble que a esta altura este el mundo como está, no hemos evolucionado nada.
Un beso
Nada Sindel, ni el monstruoso COVID logró unirnos como humanidad...
BorrarUn abrazo enorme
Hola Ro, mejor no podías describir a este huracán, un nuevo y a la vez tan viejo monstruo que es la guerra y nuevamente sacude al mundo, lamentablemente el ser humano no aprende, hermosas tus palabras realmente, me emocionan.
ResponderBorrarOjalá pudiesen emocionar a los tiranos, pero parece que nada los conmueve. Gracias Patry, un abrazo
BorrarDescribes con gran sensibilidad las grandes contradicciones del mundo. El gran monstruo que aparece y nunca duerme arrastrando tras de sí las víctimas inocentes. Un relato que llega al alma, besos
ResponderBorrarGracias Molí, no sé si es por la edad, o por el cansancio de ver a la humanidad empeñada en destrozarse...pero bueno, es lo que siento.
ResponderBorrarUn abrazo.
Que tal chicas, buenas noches! me encanta este pensamiento, es como una plegaria porque es un texto de fe, de sueños y fuerza moral. En la calesita vive toda la magia del universo! Vamos por muchas mas calesitas para que el mundo sea mejor. El carrousell lo ilumina todo y borra a los huracanes furiosos. Buenisima reflexion, felicidades.
ResponderBorrarSaludos!!
Un huracán de sentimientos en cada frase, un escrito que emociona y que nos debería hacer reflexionar en hacer para los niños un mundo feliz y alegre. Un abrazo.
ResponderBorrarGracias Tinta en las olas, sentimientos que despiertan esta situación por la que está atravesando el Planeta.
BorrarAbrazo
Sí, Rosana, yo también me lo pregunto: ¿Qué será de los niños? Inocentes que pagan siendo justos por un ser humano y sus secuaces sin alma.
ResponderBorrarUn beso.
Es tristísimo, muy terrible. Un beso
BorrarDías duros y de muchas preguntas.
ResponderBorrarCuesta creer que seamos tan poco humanos.
Duele tanta realidad.
Un abrazo.
Duele la reincidencia, la repetición de errores... Un abrazo
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