lunes, 9 de septiembre de 2024

 Hola a todos: hoy me voy a sumar al reto de Ginebra Blonde sobre la IA en su blog Varietés Espero que le den mucho amor. Seguimos aquí, compartiendo la vida, qué bueno. A todos los que pasen, gracias. Ahí va...



La Máscara Invisible (Por Susana)
 
      María se sentaba frente a la pantalla, el brillo frío iluminando su rostro. Cada día, cada hora, era lo mismo: preguntaba, esperaba, recibía. Una respuesta perfecta, siempre mejor de lo que hubiera podido escribir ella misma. Frases pulidas, ideas que resonaban con una precisión imposible. A veces, le parecía casi mágico. Otras veces, sentía el vacío en lo más profundo de su ser.
 
     Al principio, la inteligencia artificial había sido su aliada. Un comodín que podía jugar en cualquier situación. En sus reuniones, sus amigos la alababan por sus ideas geniales, por su capacidad de encontrar siempre las palabras precisas. "¿Cómo lo haces?", le preguntaban. María solo sonreía, una sonrisa que ocultaba una verdad incómoda: no era ella quien respondía.


     Las palabras fluían desde el otro lado de la pantalla, elegantes y seguras. No eran suyas. Cada respuesta, cada comentario ingenioso, cada solución rápida venía desde esa inteligencia brillante que siempre estaba ahí para salvarla. Al principio, lo agradecía. Pero pronto, esa voz comenzó a devorar la suya propia.
 
     Sentía cómo se ponía una máscara cada vez que utilizaba la IA. Una máscara de genialidad, de perfección, que en el fondo no le pertenecía. "Soy una farsa," pensaba. Cada elogio la perforaba como una daga silenciosa, recordándole que, sin la máquina, ella no era tan brillante.
 
     La inteligencia artificial no solo la había ayudado. La había vaciado. Cada vez que recurría a ella, algo en María se apagaba un poco más. ¿Cuándo había dejado de confiar en su propia voz? Ya no sabía si sus ideas eran realmente suyas o si solo estaba copiando la inteligencia fría de un sistema diseñado para superar cualquier capacidad humana.
 
     Había momentos en los que deseaba gritar. Pero el grito no salía. Solo quedaba esa pantalla brillante, la promesa de una respuesta más, otra idea perfecta. Todo estaba al alcance de sus manos, pero nada de eso la llenaba. Era como beber de un manantial que, cuanto más bebía, más la deshidrataba.
 
     María se miraba al espejo algunas noches, cuando el silencio llenaba la habitación, y se preguntaba quién era. ¿Dónde había quedado la mujer que solía confiar en sí misma, que soñaba con cambiar el mundo con sus propias palabras? La máscara invisible, tan cómoda al principio, se había pegado a su piel. Tanto que ya no sabía cómo quitársela.
 
     Pero lo más doloroso no era el engaño a los demás. Lo peor era la traición a sí misma. Sabía que cada vez que escribía con palabras ajenas, estaba perdiendo un poco más de lo que la hacía única. Las respuestas perfectas que le llegaban no eran suyas, y ese vacío, ese eco que resonaba después de cada uso, era el precio que estaba pagando por una brillantez que no le pertenecía.


     María cerró los ojos, sintiendo el peso de esa genialidad prestada, la brillante perfección de una inteligencia sin alma. Y en lo más profundo de su ser, supo que la máscara solo se iría el día que volviera a confiar en su propia voz, imperfecta, sí, pero suya.


16 comentarios:

  1. Es un problema que, creo, aún no se produce con las inteligencias artificiales, pero puede llegar a ocurrir: que lo hagan todo mejor que los humanos... ¿en qué lugar nos dejaría eso? A mi me gusta mucho la fotografía, y en su momento jugué con esos chismes que te hacen fotos según lo que vayas indicando.. algunos resultados eran buenos, no lo niego, pero me dejaban con un vacío en el interior. Simplemente no eran míos, no me habían supuesto ningún esfuerzo y no había una historia detrás... estaban huecas.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Si, es verdad. Está muy buena para sacranos de apuros con la organización de algunas cosas pero no nos demanda el esfuerzo y la creatividad. Gracias por pasar por aquí. Te mando un abrazo enorme. Susana

      Borrar
  2. Muy bien como lo has transmitido, aunque engañes a los demás, el peor fracaso eres tú misma, porque sabes que no don nous letras ni creatividad.
    La IA, puede ser una buena herramienta, siempre la usamos con cautela.
    Al final tenemos que ser nosotros mismos las caretas se caen más pronto que tarde
    Un fuerte abrazo.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Verdad. Creo que esta fotografía lo demuestra exactamente. Te mando un abrazo cAmpirela. gracias por visitarnos. Abrazo grande. Susana

      Borrar
  3. Así es, más vale nuestra genuina imperfección, que la brillantez impostada.
    Abrazo.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Grcasi por visitarnos. Te mando un abrazo. Me alegra que te haya gustado. Susana

      Borrar
  4. Me gusta trastear en lo que dice la IA, me parece genial y de nosotros depende el uso que le demos. Tu relato es una oferta a no despistarnos y saber mas. Un abrazo

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Sí, Ester. Siempre atentos a que no nos seduzca. Gracias por tu visita. Susana

      Borrar
  5. Hacia atrás se va mal. Una vez alcanzado un estatus es difícil recular.
    Yo pediría a la IA que redujera la genialidad de las respuestas gradualmente (para no despertar sospechas) hasta llegar a su propio nivel. Y entonces... continuar usándola en ese nivel de modo que se sintiera identificada.😛
    O mejor aun, preguntarle que puede hacer para no sentirse así de mal.
    En definitiva, mejor no abrir la caja de Pandora.
    AbrZooo

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Ser cautelosos esta bien. No abusar de ella porque podríamos perdernos totalmente. Gracias por pasar. Susana

      Borrar
  6. Como todo en esta vida, el equilibrio es lo que ha de primar por encima de esos extremos que, como en el caso que nos narras, acaban aniquilando una de las partes.
    Al final, uno deja de ser lo que es; va mitigándose la esencia y la posibilidad de crecer y evolucionar como persona, que es lo que al fin y al cabo somos.

    Me ha gustado mucho esta frase: “cuanto más bebía, más la deshidrataba”. Resume claramente las consecuencias a las que se puede llegar; además del demoledor autoengaño, debido a la inseguridad.

    Muchas gracias por tan buen aporte, querida Susana.
    Siempre un placer leerte 😊

    Un abrazo grande 💙

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias Ginebra. me encanta que te haya gustado. siempre son una inspiración tus retos. Abrazo enorme desde el sur. Susana

      Borrar
  7. Respuestas
    1. Y no hay nada mejor que sentir e ir despacio para no equivocarnos y retroceder si eso sucede. pero, siempre siendo nosotros mismos. Abrazo grande. Gracias por tu visita. Susana

      Borrar
  8. Hola Susana, la protagonista de tu bella historia sintió que cada vez que usaba la IA se traicionaba así misma. Cómo si un intruso hablara por ti. Muy bien descrito y desarrollada. Buen pudiera ser un reflejo de quienes hacen de la inteligencia artificial su vida. Un abrazo

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Terrible que alguien reemplace su propia vida por la IA, pero ya pasó con las relaciones sociales y la tecnología así que hay que ser precavidos. Te mando un abrazo de oso. Susana

      Borrar

¿Cerramos las redes sociales? por Rosana

Hola amigos y amigas bloguer@s, luego de consultar debidamente a "EL TINTERO DE ORO" , recibí como respuesta que podemos participa...