(Carta a quien pueda leerla - por Silvy)
Hola.
Nunca sé cómo empezar una carta. Será que me desacostumbré a
escribirlas y ahora descubro que es el único medio que me queda para ser
escuchada.
No quedaron lápices, ni plumas, ni crayones… nada. No hay
carbonilla, ni hojas de ningún tipo. Los libros desaparecieron en hogueras para
calentarnos.
Puse una dirección de mail de forma aleatoria porque no tengo
ni idea si lo van a leer, ni quién ni cuándo.
Ya van más de mil días de encierro. Entiendo que en un
principio fue necesario y, no lo niego, hasta cómodo, porque me sirvió para
descansar de tanta gente desagradable con quien debía verme todo el tiempo.
Pero ya no lo soporto, mi familia se fue desintegrando a medida que la
convivencia se convirtió en obligatoria. Tantas palabras muertas en nuestros
silencios eternos terminaron por ahogarnos. Ellos están por allí, no sé. Por
suerte la casa es grande y no nos cruzamos. Además, tenemos que proteger cada
posible entrada para que no entren los usurpadores.
Sí, ya sé… esto poco les puede importar a ustedes, o a ti… o
a quien me lea. Aunque me parece que al menos podría quedar registrado lo que
vivimos muchos; puede que sirva para la posteridad o para conocer cuáles son
las consecuencias de actuar de la manera en que lo hicieron.
Saben, me miro en los espejos y no me reconozco. Se me
encorvó la espalda, me crecieron las caderas de forma exorbitante. Las canas
invadieron mi cabeza y no pude disimular más la vejez que me acosaba y de la
cual venía escapando estoicamente.
Mis hijos envejecieron, no me hablan. Mi esposo, creo que
murió cuando se rompió el último televisor a causa del estruendo impresionante
que sacudió los muebles, rompió vidrios y estrujó nuestros sentidos. Morir es
una forma de decir. Nuestra relación ya estaba muerta mucho antes de que nos
obligaran a mirarnos todos los días, a comer juntos, a hablar de lo que nunca
habíamos hablado.
¡Ustedes nos mintieron! Dijeron que iba a durar unos pocos
días, después, unos pocos meses. Si nos hubiesen advertido de esta eternidad yo
habría racionalizado mejor los alimentos. Habría medido los temas de
conversación para que no se agotaran en 10 cenas. Habría comprado más cerillos,
más pilas, más leña. ¡Pero no! Se dedicaron a extenderlo y ni siquiera nos
dijeron que lo mejor era irse a tiempo. Como los López, nuestros vecinos, que
cargaron su camioneta y salieron como rayos hacia ningún lugar.
Ahora acaban de avisar que se cortará la luz definitivamente,
no tendremos forma de comunicarnos. Mis hijos viven por su celular pero al
terminar las baterías tendré que despedirlos, como lo hice con mi marido. Solo
me queda enviarles este pedido de auxilio. Necesitamos rescate. Yo necesito
rescate. A ellos los perdí hace mucho, así que solo les pido, les suplico que
nos vengan a buscar, que nos lleven donde podamos seguir como antes, sin
hablarnos por estar ocupados y no por no querer, como ahora. Estamos en la
calle Juarez 1203, Ciudad de la Paz. Solo ruego llegar a apretar ENTER antes de
que nos dejen a oscuras y sin wif----------------------------------.
Tremendo, me desesperé con solo leer, muy bueno.
ResponderBorrarCoincido, terrible la situación! En muchos casos, muy real. Te felicito!!!
ResponderBorrarMuy bueno!!! Creo que todos lo vivimos un poco así...
ResponderBorrarMuchas gracias por sus comentarios
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