jueves, 24 de marzo de 2022

Relatos Jueveros: WHISKY, ROMEO, ZULU (por Rosana)

 Me uno nuevamente a estos maravillosos desafíos. Hoy la que nos pone a prueba es DOROTEA

Ella nos propone relatar una experiencia sucedida en un hotel, y ahí va la mía. 


WHISKY, ROMEO, ZULU y un miedo atroz. (por Rosana)

El show en el Nuevo NOA Shopping de Salta había finalizado. Ya había demostrado a ese eufórico público como se modela un Papá Noel en pasta de azúcar; ya había colaborado en la toma de exámenes del curso de "Decoración Artesanal de Tortas". Era hora de regresar a casa y su querida amiga la llevó hasta el aeropuerto. Desde allí llamó a su marido y le avisó que el avión estaría por despegar.

El viaje de ida había sido un tanto raro, jamás había viajado sola en avión, algo le hacía ruido, algo no iría del todo bien.

Las horas pasaban, los carteles electrónicos no anunciaban el tan esperado viaje de regreso  a Buenos Aires. Estaba cansada. Ese día jamás partió.

Un sacerdote tomó la delantera, protestó de parte de todos los viajantes y reclamó atención. Una atención que nadie se atrevía a dar. El avión que debíamos tomar era el WHISKY ROMEO ZULU, de la compañía LAPA; el mismo que un tiempo después protagonizó la tragedia acontecida en el Aeroparque Jorge Newbery  de la Ciudad de Buenos Aires. Ese día que ella debía tomarlo, el avión ya tenía los neumáticos tan gastados que podría causar cualquier desastre.

Después de la intervención del sacerdote, el personal de LAPA - el que tuvo que poner la cara - salió a dar las opciones que los pasajeros tenían: irse a la casa de alguien conocido (En Salta, imagínense), u hospedarse en el hotel más importante de la ciudad salteña: "El hotel Salta"


Frente del Hotel Salta - extraído de la web


Su amiga no contaba con los recursos suficientes como para soñar siquiera llegar a conocerlo por dentro, por lo tanto, procedió a recomendarle:

- Jamás vas a tener otra oportunidad semejante, pasá la noche ahí, no seas tonta.

Sintió que la saliva se le atragantaba, que su amiga no quería recibirla en su casa. ¿Cómo era posible si al fin y al cabo había viajado por ella?
Sólo con el tiempo entendió que en realidad, ella quería que pudiese disfrutar de eso, pero para ella  no era en realidad motivo de disfrute. Prefería una casa de familia, un té caliente, un plato de sopa, una charla hasta la madrugada. Jamás le apeteció la ostentación y desvalorizaba por completo esta tan brillante oportunidad, pero se dejó llevar. Su amiga no sabía, que hasta el día de hoy, odia los hoteles, no le gustan, prefiere las casas, aunque tenga que lavar platos y hacer las camas.
Subió a la habitación indicada, revisó hasta el cansancio detrás de cada puerta, debajo de la cama y hasta se bañó con la puerta abierta, mientras con un ojo observaba que nadie más esté ahí adentro y con el otro intentaba no caerse de la bañera. Llamó otra vez a su marido y entre congoja y congoja y sonrisas de la otra parte, relató lo ocurrido. Desplegó la ventana de par en par y ahí lo vio: el Cabildo de Salda todo iluminado, bellísimo. Se llevaría esa imagen grabada en los ojos y el corazón. 
Decidió compartir la cena con tres personajes desconocidos - jamás fue vergonzosa - y allí, ñoquis va, ñoquis viene, un científico relató la experiencia que había vivido yendo a los lugares infectados aún por la vinchuca - un flagelo muy norteño y todavía existente -,  una joven española le dijo libremente que no comprendía cómo los argentinos aún llaman a su país Madre Patria: eso le dio esperanzas. Los jóvenes razonan mucho mejor que algunos conservadores añejos,  y también estaba el acompañante de la española que mucho no dijo.
La noche pasó. Dormir con un sólo ojo alerta, siempre era lo habitual en ella, así que una noche más a medios sueños no fue tan desastroso. La mañana llegó y con ella el transporte que la llevaría nuevamente al aeropuerto,  a subirse al mismo avión averiado y reparado. Así se vive en Argentina, así, siempre.
Unos meses después, el avión no logró frenar en el aeroparque porteño y destruyó varias vidas, tantas como 67. 
Experiencias que no se olvidan.

21 comentarios:

  1. Sin duda una experiencia para recordarla siempre. La vida es un tómbola nunca se sabe lo que te va a pasar en el momento de poner un pie en la calle. Un abrazo Roxana.

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    1. Exacto y por eso está bueno vivirla a pleno, nunca sabemos qué nos espera en la esquina.
      Un abrazo!!!

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  2. Realmente me impactó el relato, siempre recuerdo esa avión y las vidas que se llevó, es más hasta han hecho una película, la vida tiene esas vueltas; con respecto a los hoteles, no me disgustan, pero es verdad que prefiero una cabaña, casa, es más cálido, el hotel es mas frío y más en esa circunstancia, en fin, las experiencias que nos da la vida, un abrazo, excelente relato, Patricia.

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    1. No pasan esas cosas en todos los hoteles, pero la vida es una tómbola y te puede tocar cualquier cosa. Un abrazo de buenas noches

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    2. Viste Patry, siempre encuentro qué contar...Eso habla de mis muchos años. jajajajaj. Muchas gracias!!!

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  3. No, no claro, que no. Pero lo extraño fue lo que ocurrió con el avión. Con el hotel, todo bárbaro. Un abrazo Ester, gracias por pasar siempre.

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  4. Muy buen relato Ro. Recuerdo perfectamente ese avión. Cómo olvidarlo. Terrible. Abrazotes. Susi

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  5. Es muy bueno. Pones en antecedentes de una tragedia anunciada, y con ese apunte nos llevas a un hotel mítico y soñado, por lo que entiendo. Nunca haya mal que por bien no venga, dice le refrán

    Que no haya desidia en los mantenimientos. Un abrazo

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    1. La desidia es moneda corriente este último tiempo!!!
      Abrazo

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  6. Wow
    Qué día.

    Y un avión en mal estado, circulando... uf... impresionante.

    Finalmente todo terminó bien para ti. No así, para 67 personas.

    Un gusto, Rosana.
    Que tengas grato día. 📚

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  7. Una experiencia que merece contarse, y lo has hecho con gracia y atractivo. Un abrazo

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  8. Te leo y sonrio lo mejor del mundo para vos y tu escrito

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    1. Qué bueno que mis escritos te hagan sonreír. Me encanta eso. Abrazo Mucha

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  9. Sí, se recuerda lo que pasó con es avión. La película aseguró eso.
    Y le da otro sentido a la anécdota. Por lo menos, ella la pasó bien en la cena.
    Un abrazo.

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    1. Siiii, la disfrutó muchísimo, siempre le encanta intercambiar conversaciones con personas interesantes.
      Abrazo Demiurgo

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  10. VAya día y qué final. Lamentable por todas esas vidas. Buen relato. Saludos

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  11. Gracias, Rosana, por compartir esta experiencia que visto lo que pasó con el avión algún tiempo después, parece un aviso... Un abrazo y hasta pronto

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    1. Graaacias a vos Dorotea, por la propuesta interesante que has hecho. Un abrazo enorme

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