Historias mojadas. ( Por Rosana y Patricia)
El agua, ¿alguna vez pensaron en la ambigüedad del agua?. Este elemento de la naturaleza, tan codiciado en los últimos tiempos, donde nuestra mano humana cada día amenaza más con su extinción, puede ser muchas veces un bálsamo, y otras, la más atroz amenaza, desmedida y sin piedad.
Cada vez que Buenos Aires llora de la manera en que lloró la semana pasada, no puedo dejar de pensar en Macondo, aquel lugar de García Márquez en que llovió por cien días y cien noches consecutivas, ahogando las esperanzas y las voluntades de todos sus pobladores.
Pues por aquí, la torrencial tormenta que azotó nuestras calles llevándose hasta los techos, perdió su poesía y dio paso a muchas lágrimas, historias tremendas como la pérdida de dos chiquitos en un río que se llenó de golpe, así, creciendo a borbotones sin pedirle permiso a nadie, porque la naturaleza es reina, y los reyes no piden permiso.
Es en estos momentos cuando surgen las anécdotas: las terribles y de las otras, así que hemos decidido abrir este espacio que comenzaremos a llamar: "Historias mojadas". Dejo hoy paso a Patricia, para que embellezca este texto con una de ellas.
Imágenes extraídas de la web, de las inundaciones de la década del ´60, pero en muchos sitios siguen igual actualmente.
Las anguilas dijeron presente.
Me llamó la atención una noticia después del temporal que azotó Buenos Aires en las últimas horas una "súper-celda", este fenómeno meteorológico trajo consigo una tremenda cortina de agua, granizo, vientos huracanados y de repente gran parte de la ciudad y conurbano se inundaron. No siendo esto suficiente siguió la sudestada, que además de la baja de temperatura provocó la crecida y desborde del Río de la Plata y aquí comenzó la historia, pues vi que aparecieron en las calles inundadas algunas que otras serpientes y anguilas. Sí, anguilas, contorneando sus cuerpos en las aguas de la ciudad.
Y esa noticia desempolvó mis recuerdos...
Allá por la década del setenta, yo tendría unos once o doce años y mi hermano dos años menos que yo, aprovechando una sudestada de verano y crecida del río, cuando la quinta de mi nonna comenzó a inundarse y el camino cubierto de verde césped se cubrió de agua transparente, aprovechando el calor, salimos corriendo a chapotear.
Allí andábamos "chiveando" como decían los adultos, a pleno sol, disfrutando de un día diferente, pues generalmente las sudestadas se daban en invierno, con mucha lluvia, frío; pero ésta de verano era especial.
La cuestión es que cerca de mis pies había un pedazo de rama oscura y yo intenté agarrarla, cuando la rama salió despavorida, mis gritos y saltos por el susto, creo que la espantaron aún más rápido a la pobre anguila que sin dudas perdida en la crecida del agua, abandonó la comodidad de la zanja para terminar en el medio del camino. Mi hermano muerto de risa terminó contagiándome sus carcajadas y haciendo que el susto se me pasara. Porque en realidad, las anguilas eran cuestiones corrientes en la quinta, y dos por tres alguien pescaba alguna que terminaba frita o al escabeche.
Un par de años después de este episodio, pasada otra inundación causada por el río, con una amiga intentamos pescar un par de ranas para la clase de zoología, pues la monja del colegio, nos pedía que lleváramos para estudiarlas, así que caña en mano con señuelo de carne atado, intentamos pescar las tan ansiadas ranas, grande fue nuestra sorpresa y el susto de mi amiga cuando en lugar de este anfibio venía colgada del señuelo una enorme y negra anguila, que volvió rápidamente al agua cuando Graciela tiró la caña y salió corriendo hacia mi casa. Evidentemente las ranas se habían mudado de zanja en la última crecida y se instaló esta especie de pez con forma de víbora, que sin ser peligrosa asusta al más desprevenido desconocedor del género o pescador distraído.
Qué buen título le encontraron a la sección, "Historias mojadas", y que bien sintetizada la torrencial lluvia que se abatió sobre la ciudad y alrededores hace unos días, efectivamente "perdió su poesía"...
ResponderBorrarLa siguiente crónica da cuenta del regreso de las recordadas anguilas y las anécdotas que solíamos vivenciar en nuestra infancia y temprana adolescencia en los balnearios a orillas de la gran ciudad...
Felicitaciones a ambas. Disfruté mucho tanto la reseña como el relato...
Abrazo hasta allá!!
Muchas gracias Carlos por tus palabras, nuestra ciudad guarda tantas historias, que sin dudas vos sabes tan bien como nosotras, como dice la canción "vivencias de un tiempo que no podré olvidar"...
BorrarY hemos vivido, sin dudas como las seguimos viviendo, a la memoria vuelven muchas anécdotas, algunas divertidas, otras no tanto, la vida misma.
Me alegra mucho que hayas disfrutado la lectura, un abrazo grande.
PATRICIA F.
Una buena reflexión, creo que todas las cosas de la vida, tiene dos versiones, una por exceso y otra por defecto. Todo, como diría alguien en su justa medida, no daña. Un beso.
ResponderBorrarHola Campirela, así es sin dudas, muchas gracias por tus palabras y por leer, un abrazo grande.
BorrarPATRICIA F.
¡Pero, es tan necesaria...!
ResponderBorrarSin dudas que es muy necesaria, pero como todos los excesos, no es bueno. Lo ideal sería la medida justa, pero muchas veces no sucede así.
BorrarSaludos.
PATRICIA F.
Buena aportación.
ResponderBorrarOs vengo a saludar y desearos un buen mes de abril a las tres,
Un abrazo.
Hola Mari Carmen, muchas gracias, que pases un excelente abril.
BorrarUn abrazo de parte de las tres.
Me encantó esta idea. Por un lado permite compartir la angustia que viven nuestros compatriotas cada vez que sucede este fenómeno y por el otro, hurga en la memoria trayendo hacia el presente las atrocidades vividas o las anécdotas graciosas como la de la anguila. Vayamos por más!!!
ResponderBorrarEs muy buena Ro, ahora a recordar anécdotas e historias, que si bien son de la misma época son diferentes, un abrazo. Patricia
BorrarMB DUPLA de escritoras, c/u con su motivación. Las 2 caras de la moneda del H2O Y las emociones que pueden manifestarse .
ResponderBorrarAprovecho para decir: cuidemos el agua. Que la "dupla" siga produciendo.
Que
Muchas gracias Jorge por tus palabras, por pasar a visitarnos y leer.
BorrarSin dudas trataremos de seguir, un abrazo agradecido.
PATRICIA F.
Muy buen texto. seguramente cierto, además, esas anguilas con el Río del Plata desbordado, y todo anegado, seguro que de niños se vieron, y temieron. Cazar ranas, qué divertido.
ResponderBorrarUn abrazo
Hola Albada, muchas gracias por tus palabras, la paradoja es que con las últimas inundaciones han aparecido en plena ciudad, sorprendiendo a más de uno, un abrazo.
BorrarPATRICIA F.