lunes, 12 de agosto de 2024

Filosofando sobre el mar (Rosana)

 Hola cómo va. Voy a seguir la invitación de "ACERVO de LETRAS" y voy a participar del VADE RETO de Agosto, así que no me queda otra opción que escribir sobre el mar
Escribo y me sonrío, sonó a resignación el párrafo anterior; no voy a mentir, un poco sí, no es lo que más me atrae en la vida, escribir sobre el mar, pero como soy muy en extremo caprichosa, sí me atrae escribir y entonces, voy, me arrojo sobre el teclado y la magia de las palabras encima, me permiten encontrarle la explicación exacta al por qué no me atrae en absoluto escribir sobre el mar... así que mil gracias "ACERVO de LETRAS", por la incómoda propuesta.


                                                    Filosofando sobre el mar

Esta es la playa de Porto Recanati - Italia, donde nació mi madre

Si tengo que elegir a dónde ir jamás elijo el mar. Es que desde antes de mi nacimiento, el mar, siempre fue mi contrincante. Reconozco su belleza. ¿Quién dijo que aquellos contra los que competimos son horrorosos?  No, qué va, para poder explicar el por qué siento que debo alejarme y competir, debo poder ser objetiva, algo que sostengo que es imposible.

Creo que son varias las razones, pero todas confluyen en una sola: jamás logré ocupar todos los pensamientos de mi madre, (o eso sentí siempre), ni ganar el primer lugar.  Porque yo estuve siempre ahí, a su lado; es ese mar extraño, verde y calmo, lleno de piedras en lugar de arena, el que se alejó cada día más de su existencia y pasó a ser inalcanzable, y todo lo inalcanzable se convierte en obsesión. La playa que la vio nacer,  se convirtió en una obsesión para ella y si bien a mí me amó muchísimo, a ese lugar que solamente la tuvo durante once años, también lo amó y extrañó hasta el final.

De chica íbamos al mar, precisamente a Santa Teresita, un pueblo que en sus comienzos se parecía mucho al pueblo del Adriático que mi madre dejó atrás, pero en lugar de estar feliz por la similitud, se empeñaba en comparar cada elemento: la arena era gruesa, no había piedras, las olas no permitían nadar como en una pileta olímpica y el color, ese marrón oscuro propio del río caprichoso que se mezcla con el Atlántico, le causaba repugnancia. Y así crecí, entre el desprecio de lo propio comparado con la existencia de otros sitios que no conocía pero se me iban haciendo míos, porque una niña vive a través de los relatos de sus padres.

Hoy, no puedo dominar esa inmensidad, no logro tener la visión exploradora de los adelantados, culpables hoy, de que esté yo, escribiendo en castellano y en este punto cardinal del planisferio

Creo que eso me pasa, si me proyecto frente a esa masa inmensa de agua salada, me siento tan infinitamente pequeña que me duele imaginarlo. Me gusta ser grande, poder dominar por donde camino. La profundidad es oscura, infinita, guarda secretos que tal vez me harían desaparecer. Hay muchas bocas, dentro de la boca del mar, como si allí, la naturaleza no hubiese evolucionado y el peligro, puede salir y rozar la orilla en cualquier momento.

Sigo reconociendo que tiene una belleza infinita, pero también es bello el Hades porque cobija a Ulises, a Aquiles, a Telémaco, a las Sirenas que impedían el regreso a casa de Odiseo; que sea bello e inmenso no le quita ese poder eterno de hacerme ver el dolor en los ojos de quien me dio la vida. 

Rosana

24 comentarios:

  1. Hola Ro, me encantó, es un relato conmovedor, encierra toda esa mezcla de sentimientos propios y ajenos, de amor y odio por un lugar.
    Me alegra mucho que hayas vuelto a escribir, un abrazo grande.
    PATRICIA F.

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  2. El mar es nuestra casa, aunque su inmensidad a veces nos deja anonadados.

    Un buen texto. Un abrazo grande, Patricia

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  3. El mar nos une a su alrededor.
    Un abrazo.

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  4. Hola, Rosana.
    Siento que haya sido incómoda la propuesta 😜, pero me alegro mucho de que te haya inspirado a escribir. Ese es el juego. 🤗
    Leyéndote, entiendo tu rechazo al mar, lo has expresado perfectamente con belleza y gracia literaria. En cuestión de sentimientos, solo cada uno sabe.
    Yo, que he vivido siempre casi a pie de playa, sintiendo, oliendo, casi bebiendo del mar, sé que no tiene comparación. No hay forma de competir con él en belleza, grandiosidad, infinitud. Incluso, cuando se vuelve perverso, como comentas al final, adquiere la inmensidad del mal.
    Me encantó esta oda de amor/odio hacia el mar. Curiosamente, por aquí abajo, al igual que a la madre tierra, la llamamos en femenino: LA MAR.
    Preciosa foto de Porto Recanati y, deduzco, que más bonita todavía será sentirla en vivo.
    Muchísimas gracias por regalarnos esta belleza para el VadeReto.
    Abrazo grande.

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    1. Gracias por tu comprometida devolución, se percibe la dedicación, la profundidad en la lectura, un placer enorme. Lograste captar perfectamente mi mensaje. Abrazo enorme.

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  5. El mar es un tema recurrente entre lo que escribo, me atrapa de una forma parecida, pero creo que lo has explicado mucho mejor ;)

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    1. Creo que los sentimientos son los que mueven la pluma de cada uno. Abrazo

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  6. Hola Rosana,
    Ese es el castigo que persigue a los desarraigados como tu madre: engrandecer aquellos sitios que dejamos e idealizarlos más en la medida que no volvemos. Lo normal es buscar en el nuevo lugar, aquel por el que nos desvivimos. Las opciones son: compartir con tus seres queridos los recuerdos e intentar volver cuando se puede, por lo menos un tiempo corto, para saciar la nostalgia. O convertir el nuevo lugar en destino de nuestras críticas, para evitar la tristeza de extrañar. La pena es que esos sentimientos afectan también a quienes queremos. Y se corre el riesgo de crear un rechazo hacia lugares tan mágicos como el mar.
    Lamento que esos sentimientos te hayan marcado, pero creo que escribir acerca de ellos, compartirlos, no te hará olvidar el dolor en los ojos de quien te dio la vida, pero sí te permitirá disfrutar, en algún momento, de la belleza e inmensidad del mar indomable. O, por lo menos, eso te deseo.
    Un abrazo.
    Marlen

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    1. Hola Marlen, tal cual lo dices, tal cual es. Gracias por tu valioso aporte. Rosana

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  7. Hola Rosana, tu aporte es significativo. Llevas a otra dimensión el reto. Yo soy una enamorada del mar, conozco muchos, pues mi país está rodeado de varios y les he visitado en las playas de aquí. Pero también conozco, al menos algunas playas del Mediterráneo y de Sudamérica. Para mí todos son bellos, no podría decir cuál es mejor o peor, todos los he disfrutado. Es terrible sentir que compites con esa inmensidad, uno puede competir con otra persona, quizás, pero competir con el mar, con la inmensidad arenosa, con el choque de mar vs. playa (en todas sus diferentes intensidades), es imposible. Te mando un abrazo y ya te digo que me encantó tu aporte. Saludos.

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    1. La competencia es con el recuerdo de algo, no con un algo determinado. Lo mismo da el mar que un libro, un ser humano, la montaña o un lugar cualquiera. Por eso aclaro, en varias oportunidades que reconozco la belleza del mar, jamás dije que no sea bello, es mucho nmás profundo. Gracias por leerme. Abrazos

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  8. Un texto lleno de sentimientos encontrados protagonizado por el mar. Buena aportación. Saludos!

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  9. Hola Rosana, tu texto me embarga de recuerdos desde la infancia, añoranzas también. La mar, siempre la mar...
    Gracias por tu aportación.
    Un abrazo.

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    1. Y si, los relatos de vivencias personales hacen que recordemos algo siempre, porque las situaciones nos atraviesan a todos. Abrazo

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  10. ¡Hola! Una propuesta muy interesante y profunda sobre la relación con el mar, que no siempre es tan idílica como parece. Me ha gustado esa evocación de los relatos escuchados en la infancia y como nos afecta en la vida futura y eso de que "Hay muchas bocas, dentro de la boca del mar", me ha encantado.
    Saludos.
    AlmaLeonor_LP

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    1. Gracias, gracias, gracias por marcar las metáforas que te gustan y gracias por tu devolución, es muy valiosa para mí.

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  11. Comparto contigo ese respeto o más bien miedo por la inmensidad del mar y lo que ocultan sus aguas en su seno. Siempre me he sentido muy pequeño dentro del mar, y eso que nunca he navegado por él y menos aún buceado a millas de la orilla. Me limito a expresar mi cautela a la hora de "ver" el mar en sus profundidades, llenas de amenazas en mi imaginación de escritor.
    El hecho de no saber qué está sucediendo bajo mi cabeza me llena de estupor.
    En cuanto al rechazo de tu madre ante el nuevo lugar de destino en su vida es una reacción de las dos posibles: o duelo por el cambio o aceptación incondicional del mismo.
    En fin, me ha gustado mucho tu aportación Rosana.
    Saludos.

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    1. Qué hermosa devolución Marcos, cuando así nos leen, da gusto continuar escribiendo. Gracias otra vez.

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  12. Alguna vez me he sentido así frente a la inmensidad del mar, inmensamente pequeña. Un relato que nos transporta fuertes emociones. Un fuerte abrazo. Nuria de Espinosa

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  13. Hola Rosana, cuesta encontrar a alguien al sienta cierto rechazo por el mar, no obstante, lo has explicado muy bien y se comprende. Muy buenas referencias mitológicas en el párrafo final y una gran comparación.
    Un abrazo. 🤗

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