Hemos decidido, Patricia y yo, presentarnos y escribir ambas, cuando las propuestas nos agradasen. Así que van a encontrar dos relatos jueveros.
Esta semana NEOGEMINIS, nos invita a explayarnos y a hablar sobre lo que nos venga en mente, precisamente. tal como ella lo expresa "Lo que surja". Así que intentando respetar su consigna, aquí estamos frente a lo que surgió
"NO LOGRO CONGENIAR CON LA OBJETIVIDAD"
Siempre me
pregunté qué sentirían los lugareños de cualquier sitio ante la invasión de
turistas conmocionados por el maravilloso paisaje que tienen delante. Sea cual
sea ese lugar, los visitantes, siempre se diferencian de los que (a veces),
padecen la geografía del sitio en donde viven.
Así pues partí
ayer a la mañana, feliz de poder ir a comprarle el regalo por el día del niño a
mi nieta. Lo tenía decidido, sabía lo que quería y eso es un milagro y había
que aprovecharlo. Crucé la calle y llegué a la parada del 168 - para ubicarlos, muy a pesar mío, debo dar como referencia que vivo a seis cuadras de la cancha de Boca - Tengo una
relación de amor- odio con todos los colectivos que, a pesar de llegar rápido a
los lugares, pasan primero cerca de las estaciones del tren.
Buenos Aires es
preciosa los domingos a la hora de la siesta, o entrada la madrugada. No duerme
jamás, pero a esa hora dormita, se silencia, se desierta y es ahí donde se la
puede ver en su extensión y apreciar, por lo tanto, llegar de día a las
cercanías de una estación de tren, es como adentrarse en la jungla. Nunca
estuve en la jungla, pero la imagino llena de simios de todas las especies y
tamaño: comiendo vorazmente bananas a granel y tirando su cáscara en donde sea,
así tal cual, son las estaciones de trenes en mi querida ciudad y el colectivo
pasa y se detiene un rato largo, porque una inmensa fila de primates se encima para poder abordar este ómnibus que suele venir vacío. Es muy común también,
que un simio le quite al otro sus pertenencias y el otro quede impresionado y
abatido, pero sigue y sigue su monotonía habitual.
Una vez pasada la
estación Constitución, toma derecho hasta doblar
cerca de otra estación mucho
más popular y habitada por diferentes especies: ya no sólo simios, sino algún
que otro león, jirafa, elefante, transitan con cotidianeidad. En este punto, un
señor sentado en esos asientos que hacen que viajes a contramano, levanta la
cabeza y pregunta al aire: - ¿ya llegó a Once?. Mi compañera de asiento y yo al
unísono le indicamos que faltaban tres cuadras, que pasando la avenida Pueyrredón
se daría cuenta de que habíamos llegado; que el colectivo pararía justo frente
a la entrada a la estación.
No me van a decir que no es preciosa... |
El señor, comenzó
a sonreír y a decir:- ¡Qué hermoso que es todo esto!!!
Mis dos cejas se
unieron sobre mi diminuta nariz y con fervientes deseos de esbozar una
carcajada, carraspeé un poco y pregunté demasiado despacio a lo que solía
hacerlo: ¿Hermoso?
El señor confesó que había llegado de Perú a los 20 años, que se había alojado en Lanús - Provincia de Buenos Aires, para los que no se ubican - , que aquello era bastante feo y que esto le resultaba hermoso y colorido. Su rostro seguía iluminándose y confesó: justo donde usted dice que tengo que bajar, hacen un ceviche soñado, y unos carlitos que me hacen venir agua a la boca. Informo que ambos son platos típicos de Perú y que a este hombre, la nostalgia le estaba ganando la partida contra la realidad.
Así pues, él
extranjero y radicado aquí, en esta ciudad que provoca repugnancia – vista
desde un colectivo – no logra ver con el mismo sentimiento herido y la misma
desilusión que yo, a esta Patria que se va diluyendo. Ël viene de otra, de otra
que lo expulsó por la pobreza y no pudo sostenerlo dándole trabajo y por eso,
ve esta Patria mía hermosa por donde se la mire-
Como un cachetazo
de madre enojada, esa sonrisa y ese apetito, me dieron una excelente lección:
la objetividad no existe, y cada uno ve las cosas, como puede, como siente,
como se le está permitido.
Y para concluir, no crean que yo me creo Tarzán en medio de la jungla que habito, solo que fui destinada a ser escorpión de nacimiento, y cada vez que puedo, pico y cuando no, muero aplastada por la pisada de un mamut.
Rosana
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ResponderBorrarEn respuesta a tu inquietud: Hola Rosana, no haría falta más que publiques la convocatoria el domingo anterior en tu blog, en este caso, en el que comparten con las chicas. Además, quién esté a cargo de la conducción juevera la semana anterior te dará el pase y así la gente estará avisada
BorrarPor las dudas, mi correo, moni_fr_123@hotmail.com
BorrarPerfecto Neogéminis, muchísimas gracias!!!
Borrar¡Hola! Lo has descrito de forma que parece que lo estoy viendo. Un abrazo ❤️
ResponderBorrarQué bueno que te haya gustado y qué lindo lo que me decís. Muchas gracias!!!
ResponderBorrarSin ser Tarzán nos das una visión de muchos animales dentro de una gran cuidad, será magnifico un domingo así.
ResponderBorrarUn abrazo y feliz día, Rosana.
Gracias Albada, los animales debería disculparme por utilizarlos para compararlos con la raza humana
Borrar¿Te fuiste con él a probar el ceviche y los carlistas? ¿ o fuiste otro día a escondidas para que no nos enteremos?😝
ResponderBorrarLo de meterse en los zapatos de otro es más difícil de lo que psrece, y todo el mundo está en disposición de rectificar una opinion; una qie no coincida con la mía.
Abrazooo.
Y la tercera compañera ¿ no se anima? esta semana podríais hacer pleno.
Noooo, paso con el ceviche, creo que tiene pescado crudo. Un abrazo Gabiliante.
BorrarEfectivamente, todas las grandes ciudades parecen la jungla!! Ja, ja! Y sin duda nos parecerán mejores o peores en función de con qué las comparemos! Y es verdad, la nostalgia puede ser muy poderosa! Un abrazote Rosana!
ResponderBorrarTal cual, todas las ciudades se construyen esplendorosas sobre cimientos de mucha mugre. Gracias por pasar por acá
BorrarHola Ro, me encantó tu relato, pero como bien sabes mi visión del viaje en colectivo es otra, si bien coincido en que en esta jungla de cemento circulan una interesante variedad de animales, yo los miro con curiosidad porque siempre pueden surgir historias. En cuanto al ceviche, yo me hubiera animado a probarlo porque si está bien hecho es riquísimo.
ResponderBorrarUn abrazo.
PATRICIA F.
A mi las historias se me multiplican, pero no puedo dejar de mirar con el ojo de la injusticia, y bueh, decía mi abuela que el mundo es bello porque es variado. Un beso Patri
BorrarMi abuelo siempre decia , en la casa hasta el poto descansa.;)
ResponderBorrarBusqué poto y dice vasija de barro, tienes orígenes peruanos? qué interesante.
BorrarUn relato preciso con nostalgia, recuerdos, buena comida y localismos. Me encanta :D
ResponderBorrarAlmaLeonor_LP
Gracias Alma Leonor, muchas gracias por apreciarlo.
Borrarpuede ser que nos acostumbramos a lo que vemos, pero el visitante trae ojos nuevos y ve lo bello del paisaje
ResponderBorrarEn este caso no era visitante, era alguien que tuvo que dejar su tierra porque la necesidad lo expulsó y eso, es triste siempre.
BorrarAhora sobre tu escrito, te comparto en secreto mi opinión sobre Buenos Aires visto como visitante y de paso: me abruma e intimida, nunca la pude disfrutar porque voy inquieta y sin poder engancharme a ese mundo de ajenos que no invita a sosegarse. Muy buen aporte, Rosana. Un abrazo y muchas gracias
ResponderBorrarBuenos Aires está cada vez más pidiendo a gritos un poco de soledad!!! Gracias Neogéminis, entiendo que somos compatriotas, qué bueno!
BorrarCon tus palabras hemos podido viajar por Buenos Aires, y está claro que las ciudades no se ven con los mismos ojos siendo de fuera que de dentro. No creo que el de fuera lo vea siempre mejor, puesto el de dentro suele conocer sitios "secretos" y "especiales" a ojos de los turistas.
ResponderBorrarUn besazo, Rosana
Las pocas veces que he viajado hasta me pareció pintoresca la favela brasilera. Mirá el nivel de romanticismo que tendrá el viajar.
BorrarTe mando un abrazo enorme!
Aquí tenemos un dicho que dice "todo es del color del cristal con que se mira.
ResponderBorrarExacto, gracias mil Tracy
BorrarTodo es relativo, también en aquellas biografías que se tejen huyendo de la miseria. Puede que tu lugar de residencia detestado pueda servir a otro de paraíso terrenal.
ResponderBorrarMuy bien enfocado el tema de fondo.
Felicidades.
Obvio, eso es lo que quise trasmitir. Muchas gracias Marcos.
BorrarMe gustó mucho la historia, me gusta que pueda verle el lado bonito de la vida aunque a veces todo parece oscuro alrededor, siempre hay un cuadro bonito, un árbol, una persona, un animal, una pintura, una comida, un gesto amable, una sonrisa, siempre hay algo bello que a simple vista no se ve pero poniendo la lupa resplandece! Besos por ahí!!!
ResponderBorrarHermosa devolución. Gracias Mari
BorrarA veces hay que darle espacio a la subjetividad, a otros puntos de vista.
ResponderBorrarUn abrazo.
Gracias Demiurgo, eso intento. Abrazo
BorrarDepende de la mirada, todo puede ser hermoso, o todo puede ser oscuro.
ResponderBorrarMuy bonito tu relato. Ando atrasada en leeros, la semana pasada no pude.
Un beso enorme.
Hola María, gracias por pasar a pesar de tus compromisos. No te preocupes, esto debe resultar un placer, así que no sientas obligación. Abrazo
BorrarUh yo amo La Boca y además vivo en ella. Nuestra ciudad es hermosa a toda hora y en todo día, un poco menos en invierno ponele, pero encantadora. Creo que no es el lugar sino uno mismo y su actitud. Saludos!
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