jueves, 19 de diciembre de 2024

Preciosa libertad por Rosana

 Hola amigos y amigas, también yo haré volar las fotografías en este reto.

No he podido subir la foto, pero les dejo el video de "La Galopera", una danza típica paraguaya, lugar de donde es oriunda mi protagonista. 





Preciosa libertad

El aire del micro resulta muy pesado,  no me dejan abrir las ventanillas, este velo  aprieta mis sienes, como que desea hundir mis ideas y esconderlas.  No puedo respirar,  tampoco puedo confesárselo a mi acompañante. Sé que me nota inquieta, hubiese preferido viajar en un asiento sola. Busco y busco en los bolsillos de mi hábito las pastillas para la depresión, pero mi hábito  parece estar diseñado así para que no pueda encontrar más que el rosario.

La gente va colocándose los abrigos y frunce los ceños en señal de frío, sin embargo yo estoy sofocándome, para mí no hay nada  encendido.

 Mi acompañante no deja de observarme, luego, una vez que yo haya concretado todo lo que estoy pensando, sé que intentando buscar una explicación a mi terrible decisión, relatará estos momentos no olvidándose de un solo detalle. 

 Vamos a un retiro espiritual en el que se reunirán muchísimos docentes vicentinos, todos relatarán con alegría sus experiencias, lo vivido con sus alumnos, pero yo no puedo pensar ni en sus nombres porque la opresión que siento me nubla las ideas. Sigo hurgando en los  bolsillos que no encuentro y en el mísero monedero que tengo, encuentro el dinero justo para pagar la estadía, sé que no sobra un solo centavo para el desayuno que todos tomarán en cuanto el micro pare en Villa María, y ahí, con la cabeza gacha y las vergüenzas en los pómulos, agradeceré a mi acompañante que compartirá conmigo su desayuno sin que yo pueda elegir, porque hace años que no elijo absolutamente nada.  Solamente tengo que mover la cabeza sumisa y aceptar porque hice votos de pobreza aunque los que más me cuesten sean los de castidad.

Pedían fotografías para una actividad que tendremos que hacer. Está amaneciendo, cierro los ojos y recuerdo que cuando todas las hermanas se durmieron, coloqué en el bolso el traje amarillo con que bailé en mi pueblo, por última vez, “La Galopera”; me sonrío, mi acompañante capta esa sonrisa y respira con tranquilidad. En la ruta empiezan a vislumbrarse las ligustrinas, verdes como la esperanza. Estoy angustiada y aburrida, el viaje es largo y arrancaría mi hábito y mi velo que no deja de apretujar mis orejas. Busco en el bolso de mano. La Hna Clara puso esa foto en la que están mis tías y tíos, los que me criaron, los que evitaron enviarme al orfanato cuando murió mi madre. Me criaron tan sumisa, tan, que los tres juntos decidieron que yo era la sierva perfecta para dedicarme a Dios. ¿Quién les dijo semejante atrocidad? No caben en la foto, son tan, pero tan grandes, excedidos, robustos, ordinarios. Ríen y ríen a carcajadas mientras consumen otra botella de sidra, que ya vaciaron brindando porque estaba consagrándome al Señor.

Vuelvo a cerrar los ojos, “Galopeeeeera, baila tu danza hechiceeeeera”, no deja de sonar en mi cabeza, en mi cabeza que ya no tiene la cabellera preciosa a la que mi madre le colocaba las cintas amarillas para que yo bailara y bailara y girara  una y otra vez.

Voy al baño, encuentro un ventiluz, qué suerte aquí sí se respira. Es hora de que mis tíos rueden por la ruta y viajen muy lejos, primero parto la foto en pedazos minúsculos y luego…A volar, al igual que mi hábito, al igual que mi velo.

Rosana 

15 comentarios:

  1. Esa depresión no solo la oprimía el pecho y el velo le hacía furor en su cabeza, Hay decisiones que cuando las marcan otros por nostros resulta que luego van a parar al desastre más grande.
    Libertad divino tesoro.
    Un buen texto y esa fotografía está bien donde la dejo.
    Un besote.

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  2. Muy buena historia Ro, sin dudas esa depresión y tristeza fueron ocasionadas por el hecho de verse obligada a hacer algo que no quería, esa fea costumbre de algunas familias de antaño de entregar a alguno de sus hijos, en este caso sobrina, a la iglesia para que tomaran los hábitos para purgar "pecados", propios o ajenos, menos mal que ya no existe creo.
    Me gustó mucho Ro, un abrazo grande.
    PATRICIA.

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  3. Que bonito escribes Rosana, reflexionamos sobre lo que tenemos encima, como gestionarlo y eso nos hace ser mejores y reconocer la libertad cercana que a veces no la vemos. Un abrazo

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    1. Mil gracias Ester, me gusta mucho escribir e intento superar las formas lo más que puedo. Mil gracias nuevamente!

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  4. Celebro ro esa liberación! Muy emotivo. Un abrazo

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  5. Ya se libero de la foto y los recuerdos de su entrega al Señor. Ahora ojalá pueda liberarse de la carga que le generan sus votos. Muy buen relato! Un beso

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    1. Yo sé que ahora vive contenta disfrutando de la vida.
      y de la docencia. Gracias Sindel!

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  6. Qué bello texto Rosana, toda una liberación. Me encantó. Un abrazo gigante

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    1. Muchas gracias Nuria, experiencias que fui coleccionando hasta ahora. Un abrazo.

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  7. Me gustó la resolución de tu relato.
    A volar el hábito, el velo. Y también la fotos de esos parientes que le impusieron algo, que no era su vocación.
    Tu relato merece aplausos.
    Un abrazo.

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    1. Gracias Demiurgo, si supieras cuánto de esto puedo contar. Un abrazo grande.

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  8. Eso es ver la luz , y no lo que vio su familia cuando prácticamente la metió a monja. Esta bueno, eso de purgar los pecados de la familia; toma una nueva dimensión eso de "pagar justos por pecadores". Ahora , a ver cual de los votos cae primero en el olvido.
    Abrazooo

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