Hola a todos, aquí estoy de vuelta luego de las fiestas, participando de la propuesta de Mari en su blog "Hacia el último escalón de la magia".
Este jueves de relatos la propuesta es "Ensalada de pimientos" donde la historia puede ser o no de cocina, donde debe estar incluida la palabra pimiento, no superando las 350 palabras, salvo que el texto lo requiera.
Yo escribí sobre un recuerdo de infancia que todavía tengo muy presente, porque en los días de asado hago esa ensalada de pimiento rojo y cebolla que me encanta.
Ensalada de pimientos. (Por Patricia F.)
Eras un hombre grandote, de ojos celeste cielo y tu pelo tan blanco se dibujaba como nubes de algodón sobre tu cabeza. Por alguna cuestión genética, a los veintitantos tu cabello se volvió totalmente blanco y hacía resaltar aún más tus pupilas y la piel de tu rostro enrojecida por el sol.
Caminabas lento por el camino de la quinta, no había razón para apurar el paso, los tiempos para quienes viven en el campo se miden por la salida y puesta del sol, por la luna para sembrar y por los meses sin "R” para podar, o sea los meses de invierno.
Época de verano y de cosecha, los canteros rebosantes de frutos maduros: tomates, ciruelas, duraznos, peras, pimientos o ajíes morrones (como los llamabas)
Tío Beto, trabajabas con tesón la tierra, leías buenos libros a la hora de la siesta, inventor de cuentos para nuestro deleite.
En esas cálidas noches de verano muchas veces tu cena era una gran fuente de ensalada de cebollas, pimientos rojos y verdes, bien carnosos, un poquito de sal y aceite. Los acompañabas con pan y si había un poco de vino de la costa, de la quinta de Virginio. Ese era el final de la jornada laboral del día y a dormir temprano pues a la salida del sol te levantabas y otra vez rumbo a la quinta antes de que el sol quemara.
Regabas los inmensos canteros a pura regadera, no había otra forma de hacerlo. Juntabas agua en las zanjas de riego y así ibas mojando la tierra alrededor de las plantas que te lo agradecían que esos rojos y perfumados pimientos maduros.
Ibas cosechando y armando cajones de ajíes verdes y otros carmesí, para enviar al mercado de frutos. Guardabas algunos grandes, los más bonitos para sacar las semillas, que la nona secaba al sol sobre tela de algodón y luego guardaba para el próximo año sembrar un nuevo almácigo.
Y esa noche nuevamente en salada de pimientos y cebollas para la cena.
Qué bonito recuerdo, me ha encantado
ResponderBorrarUna receta con alma. Un abrazo, Patricia
Muchas gracias Albada, me alegra mucho que te haya gustado, es un recuerdo de infancia que atesoro en mi corazón.
BorrarUn abrazo.
PATRICIA F.
Hola a las tres. Espero que estas navidades hayan sido estupendas y que 2025 nos depare bienestar, suerte y tranquilisas.
ResponderBorrarSin duda, las fotos es el reflejo más fien del paso del tiempo.
Muy buena entrada.
Un abrazo.
Hola Mari Carmen, muchas gracias por tus palabras.
BorrarFeliz 2025 que sea un excelente año
Un abrazo.
PATRICIA F.
Un placer pasar por este espacio, siempre se sale de aquí contenta porque siempre hay novedades y bien narradas. Un abrazuco
ResponderBorrarHola Ester, muchas gracias por tus palabras, me alegra mucho que te haya gustado, pues es un recuerdo de esos que atesoro en mi corazón.
BorrarUn abrazo.
PATRICIA F.
Bienvenidas chicas, un feliz 2025.
ResponderBorrarMe gusto este relato, se ve que hay mucho de verdad en él. Y la foto es toda una reliquia. Un besazo.
Hola Campirela, feliz y bendecido año para ti.
BorrarMuchas gracias por tus palabras, te mando un fuerte abrazo.
PATRICIA F.
Un buen relato para un mejor recuerdo.
ResponderBorrarFeliz 2025!!!
Muchas gracias Alfred, feliz 2025.
BorrarUn abrazo.
PATRICIA F.
Me has recordado muchas noches en el pueblo, cuando algún vecino te acercaba una lechuga y unos tomates para la cena... llevo años intentando recordar aquellos sabores.
ResponderBorrarUn abrazo
Hola Beauséant, muchas gracias por tus palabras. Hay sabores que realmente vale la pena volver a saborear, pero a veces es difícil porque como en el caso de las verduras cambiaron las formas, las semillas, el tratamiento que se les da y las manos no son las mismas.
BorrarSemillas modificadas genéticamente no tienen el sabor de aquellas.
Un abrazo.
PATRICIA F.
Muy bonitos recuerdos los de tu tío en su rutina diaria. Seguro que él le daba un toque especial a esa ensalada de pimientos. Feliz Año! Un abrazo!
ResponderBorrarMuchas gracias Lady_p, un abrazo.
BorrarPATRICIA F.
Patri, qué lindos recuerdos compartimos a través de tu calida historia! Muy buen aporte para este reto nada sencillo. Un abrazo
ResponderBorrarMuchas gracias Mónica, me alegra mucho que te haya gustado, un abrazo.
BorrarPATRICIA F.
Hola Patricia, que recuerdos de tu tío abuelo tan entrañables. Qué buenas ensaladas de pimientos y cebollas para la cena se comerían. Preciosa historia. Un abrazo
ResponderBorrarHola Nuria, muchas gracias por tus palabras tan cálidas, agradezco siempre a Dios y a la vida tener estas vivencias para contar, son entrañables.
BorrarUn abrazo.
PATRICIA F.
Hola Patricia: Me ha entrado hambre de pimientos al leer tu escrito... 🤣🤣
ResponderBorrarTu tío Beto era inteligente.
Un abrazo.
Muchas gracias Mercedes, si realmente lo era, trabajaba duro pero tenía tiempo para nosotros sus "nietos adoptivos" y recuerdo haber leído en mi adolescencia libros de su biblioteca muy buenos.
BorrarUn abrazo.
PATRICIA F.
Qué bonito...
BorrarMe has traído tantos recuerdos... Gracias.
Muchas gracias Tracy, me alegra mucho que te traiga lindos recuerdos, un abrazo.
BorrarPATRICIA F.
Un texto que trasunta pura nostalgia y agradecimiento, escrito a puro corazón y talento...
ResponderBorrarAbrazo admirado una vez más, Patricia amiga...
Muchas gracias amigo, él fue uno de esos abuelos postizos que hacen que vivas una infancia increíble, llena de aventuras y de magia.
BorrarUn abrazo grande.
PATRICIA F.
Que bello relato Patricia, lleno de recuerdos, sabores, colores, aromas e imágenes...Me encanto! Besos por ahí y gracias por participar!
ResponderBorrarMuchas gracias Mari, me alegra mucho que te haya gustado, un abrazo.
BorrarPATRICIA F.
Hola Patricia, que bonito relato, con un recuerdo precioso.
ResponderBorrarUn abrazo!
Muchas gracias Dakota, un abrazo.
BorrarPATRICIA F.
Me súper encantó, realmente me emocionó, será que hoy disfruto tanto regando la tierra y viendo cómo crece lo que siembro, eso es magia que viene de Dios, no puede ser de otro modo, muy, pero muy hermoso relato, tan bien descripto que pude imaginar al tío Beto. Un abrazo, Rosana
ResponderBorrarMuchas gracias Ro, realmente lograr que broten las semillas y fructifiquen es un milagro, un ser vivo que está creciendo y se cuida como a un bebé.
BorrarUn abrazo.
PATRICIA F.
patricia que tierna entrada pimientos regados con sudor y bien hacer Un abrazo
ResponderBorrarMuchas gracias Rodolfo, un abrazo
BorrarPATRICIA F.