Hola queridísimos blogueros. Siempre sumamente agradecida a Patricia que con un tacto envidiable me incita a escribir. Esta propuesta es suya y resulta muy movilizadora, así que me decidí a participar.
Les dejo mi aporte y espero que no se aburran.
Un cariño, Rosana
Bajá la cortina
"Bajá la cortina", tres palabras que pueden encontrarse cinceladas a lo largo de mi espina dorsal; insignificantes, cortas, tal vez vacías de contenido para algunos o una bomba para otros. La Hiroshima de mi historia está encerrada en esa frase.
El era el capitán de mi vida, siempre alerta intentando que nuestra embarcación no sufriera daño alguno. Todo marchaba a la perfección. ¿De qué tenía que ocuparme yo?, de amarlo y de amar la familia que construimos juntos cuando estábamos enteros, pero los cuerpos humanos justamente no son de material anticorrosivo. Su deterioro se torna casi imperceptible y esos pequeños alertas que nos avisan que el proceso de deterioro está en marcha son tan, pero tan microscópicas que siempre podemos dejarlas de lado.
Por suerte, un día de no hacía mucho tiempo había decidido estudiar y dejar de ser quien atendiera el hogar para salir a acrecentar el patrimonio que tanta falta hacía, así que resulté ser docente doblemente titulada y pasar de ponerme el delantal de cocina, por el blanco que amé tanto tiempo frente al aula.
Mi capitán comenzó a desmoronarse, porque siempre se postergó para seguir adelante, sin pensar, sin darse cuenta del giro que la vida le tenía preparado.
Recurrió a un tratamiento local para solucionar su artrosis que aún hoy, sigue avanzando y lo sigue deteriorando, pero ese tratamiento ,hecho con tanta mala praxis, desfiguró a mi capitán convirtiéndolo en un ser con otro carácter, con dolores crónicos, con tristezas largas y con la necesidad de que yo saliese de mi nube rosada y aprendiese a tomar el timón y dirigir la barca para que nada de lo que habíamos conquistado nos fuese arrebatado, pero...
Siempre hay un pero en cada una de las vidas, nada es como era, después de los sacudones que aprendemos a enfrentar, nunca más nada es como era, porque ya no somos los mismos. De todo temporal se aprende o sino llega el hundimiento, y en el afán de continuar, es necesario modificar siempre cuestiones, tanto de carácter como físicas.
¿Quién me hubiese anticipado el día que entré blanca y radiante a la Iglesia a unirme al capitán que empujaría su silla de ruedas hacia la capilla del hospital en donde estaba internado? Sin embargo, debo agradecer siempre a la vida porque en esa estocada que nos dio, en esa clase intensiva de esgrima a la que nos vimos obligados a participar, descubriríamos lo fuerte que es lo que nos une, lo impermeables que somos ante las tempestades más duras que luego fueron cayendo como cataratas, llegando hasta donde estamos.
"Bajá la cortina del negocio" fue la frase que me hizo llorar más en la vida y la que años más tarde, me fortaleció hasta ser hoy quienes somos: otros cuerpos, otras fisonomías, un deterioro físico importante, pero un amor que se defiende de todas las catástrofes.
Conmovedor relato, amiga. Muy bien estructurado. De ahí que comunica y logra conmover. Directo al corazón. Felicitaciones!!
ResponderBorrarGracias Carlos por estar siempre presente y dejar tu huella y punto de vista. Un abrazo, Rosana
BorrarMe ha gustado mucho y, como en el relato que publicaste ayer, me he permitido divagar y llegar a la conclusión de que uno complementa al otro, que ayer la historia era de ese que hoy va en la silla de ruedas y que la historia de hoy es la de su pareja. Posiblemente sea un capricho y una equivocación... pero me parce más bonito contemplarlo así.
ResponderBorrarUn saludo.
Hola, en lo que a relatos se refiere, todo es válido. Realidad y ficción se entremezclan para crear un ambiente que nos permita alejarnos de lo cotidiano y volar hasta donde queramos, de todos modos, de este relato soy autora, mi nombre es Rosana y por suerte lo de la silla de ruedas fue temporal. El relato de ayer pertenece a Patry, mi coequiper y amiga con la cual compartimos este bello sitio.
BorrarUn enorme abrazo, Rosana
Hola Ro está muy bueno tu relato, es una total y absoluta demostración de fuerza, de lucha, la vida nos impone pruebas que a veces parecen imposibles de afrontar y uno saca fuerzas de donde sea para salir adelante y como el ave fénix renacer de sus cenizas.
ResponderBorrarMe gustó mucho tu manera de contarlo, un abrazo grande.
Gracias por participar y contar tu historia.
PATRICIA F.
La vida nos brinda oportunidades como esta todos los días. Debemos elegir cómo las vemos y decidir si nos hundimos o las superamos. Un abrazo enorme
BorrarEs una historia conmovedora,creo que el universo une a las personas justas,bendiciendolos con un amor como el que cuentas,las almas buenas se encuentran en cualquier tiempo de la vida,me ha encantado y emocionado leerte hoy.Te dejo un gran abrazo!
ResponderBorrarTu alias refresca este blog y este momento en que te leo, me encanta Menta. Gracias por tan bonito comentario. Un abrazo, Rosana
BorrarLa vida, muchas veces, demasiadas, parece empeñada en ponernos a prueba, en ver hasta donde podemos aguantar. Ya no creo en la justicia divina, veo a demasiados malvados con una salud perfecta y una suerte envidiable... Al menos, cuando la vida te sacude, si tienes la suerte de tener alguien al lado, todo parece más llevadero.
ResponderBorrarUn abrazo
En algo coincidimos: no hay justicia divina a la vista, peeeero, muchos gozan de salud física, pero carecen de salud mental y espiritual y esa no puede observarse. La sabiduría está en saber convertir cualquier momento en uno mágico. Un abrazo
BorrarOlá, querida amiga Patrícia!
ResponderBorrar"Siempre hay un pero en cada una de las vidas, nada es como era, después de los sacudones que aprendemos a enfrentar, nunca más nada es como era, porque ya no somos los mismos."
De fato, sacudidelas ou sacudidões nos levam adiante de tal forma que não somos iguais jamais.
Algo muda em nosso interior, nem que seja um pouco, mas ocorre a tal mudança de vida.
Sim, o amor defende as catástrofes, se é amor...
Excelente participação!
Tenha dias abençoados!
Beijinhos fraternos de paz
Adoro português e o seu comentário, portanto, tem um valor imenso para mim. Obrigado pelas suas palavras e pela sua bela contribuição.
BorrarDolorosa manera de descubrir la intensidad del sentimiento que los une. Muy cruda historia con mensaje aleccionador sobre nuestra propia fragilidad. Un abrazo, Rosana
ResponderBorrarBuenos días Neogéminis, muchas veces lo cuento para que cuando se me ocurre quejarme por liviandades, recuerde las que pasamos y cómo las superamos, jamás hubiese creído cambiar tanto la perspectiva de mi mirada. Un abrazo gigante
Borrar