Cómo va queridísimos y queridísimas bloguer@s
Aquí ando participando en esta propuesta que tocó las puertas de mi inspiración. Es la propuesta de MARCOS, quien decidió enfrentarnos a la muerte, por carta.
La propuesta nos desafía a escribir un relato de hasta 350 palabras, en el cual contemos una historia que parte del recibimiento de una carta con la fecha de nuestra muerte.
He aquí lo que se me ocurrió. Espero lo disfruten.
Homo tecnológicus (por Rosana)
El ruido de la aspiradora no permitía que otro sonido entrase a la casa, sin embargo, la insistencia del timbre era tal que apagó la vieja máquina y se dispuso a ir a abrir. Antes de llegar al picaporte, se deslizó por debajo de la puerta un sobre sin membrete ni remitente. Sus movimientos fueron tan rápidos: abrió el sobre, desplegó el papel mientras iba esbozando una sonrisa irónica: "Le comunicamos su próximo fallecimiento. Tendrá lugar..." Acto seguido carcajada enorme y apertura de puerta y ahí estaba, parada con su aguda falange aún en el timbre, el gesto amargo, las comisuras apuntando hacia el piso y el peso de la hoz que le hacía doler el ciático; la túnica negra empolvadísima, el dobladillo descosido y maltrecho; los huecos de los ojos inundados de fuego.
- ¿Es broma no?
- Lo mismo pensé, es broma. ¿Una carta? ¿De verdad me lo querés contar por carta? ¿Cómo le comunicás a uno de 20 esta noticia? ¿Le llega con instructivo? No vio una carta en su vida. Infeliz
De pronto, como por milagro, por arriba de los huesos de sus voluminosas mandíbulas, un rojo vergüenza fue esparciéndose por entre el esqueleto que no quedaba quieto por los nervios que le producía tan particular encuentro.
- ¿De verdad no estás muerta de miedo? Tenés que venir conmigo
- Primero vas a escucharme. ¿A vos no te alcanzó con todos los que te llevaste en el 2020? ¡Contame cómo mandaste tantas cartitas durante la pandemia! ¿Escribiste en cursiva una cartita a cada uno? Te quedaste en el tiempo. Sos una construcción medieval sin interés alguno de progreso. Vení, sentate, acomodate eso que tenés puesto. Yo que vos me saco semejante disfraz y me pongo unas calcitas, te harían más ágil y fácil la repartija. Agarrá las mancuerdas, mirá, te parece bien las de tres kilos?
- Repito ¿Es broma?
- Para nada corazón. Es que en la era del email y del whattsapp, hacés una lista de distribución y con un solo enunciado, copias y pegás las direcciones de correo o el mensaje de tu grupo: "PRÓXIMA FECHA DE VENCIMIENTO" y mientras se envía, desde tu casita, te hacés unos ejercicios de musculación para fortalecer ese saco de huesos que se te está destruyendo.
- Debés de estar bromeando. Te vine a buscar
- Si, te entendí perfectamente, pero no tolero a las personas que no hacen nada por actualizarse. Estamos en el 2025, ya superé el miedo a irme con vos, porque gracias a la lectura de registros akashicos ya estuve más o menos planificando mi próxima vida...
- Ponete cómoda, relajá, dejá fluir, estamos en la era del presente, ni pienso hacerme problema por lo que va a venir. ¿Qué te gustaría tomar? Tengo una propuesta para hacerte.
La Parca, esa figura temida por generaciones enteras, fue acomodándose entre los almohadones del sofá, una suave melodía llegaba desde el dispositivo que estaba sobre la mesa ratona mientras una voz suave, pero a la vez segura rezaba: sólo importa el presente, el pasado fue y el futuro quién puede presagiarlo. Lentamente fue despojándose de su túnica para ponerse cómoda a meditar. Una nube de polvo se expandió por la casa: a la vez que la túnica caía, los huesos iban desarmándose en pequeñas partículas cenicientas. Un fuerte viento colaboró para transportar las cenizas hacia afuera. Mientras tanto, quien debía de desaparecer, encendió nuevamente la aspiradora y continuó limpiando y esbozando su típica risita irónica:
- ¿Cartas a mi? Necesito el mail de confirmación.
Rosana
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