Cartas, viejas cartas. (Por Patricia F., La Colo)
Revolviendo los cajones
y papeles olvidados
encontré muy bien guardadas
todavía perfumadas
viejas cartas de amor...
Y mi mente se pobló
de recuerdos del pasado
de aquellos días tan lejanos
donde habita la ilusión.
(poema que escribí en 1980 a mis 17 años)
------------------
Aquellas viejas cartas, que ya pasaron de moda...
La tecnología con todos sus avances, las redes sociales las han desplazado.
Reconozco que la comunicación ahora es más rápida, comentarios, saludos que llegan al segundo, stikers, gif, emojis y cuántos muñequitos existan para reemplazar expresiones de alegría, enojo, tristeza, felicidad y tanto más.
Pero quien no vivió esa época no pudo sentir esa alegría que significaba la llegada de una carta, por tanto tiempo esperada, sobre todo las de amor; el latir acelerado del corazón al ver el remitente y mientras se abría el sobre, la emoción que iba en aumento.
He escrito y he recibido muchas cartas en mi vida, de mi familia cuando vivía tan lejos, de mis amigos desparramados por el mundo y coleccioné postales, estampillas. Con una amiga que vive en Córdoba, nos conocimos en el viaje de egresadas en Bariloche, en el año 1980 y no volvimos a vernos personalmente, pero por muchos años nos escribimos y mandamos fotos de nuestras familias, como fueron creciendo, tarjetas de navidad, año nuevo, cumpleaños; nuestra vida transcurrió a través de cartas, muchas hemos escrito en 30 años.
Y como dije, adoraba escribir y recibir cartas, todas las guardo como un tesoro, hay mucha gente que ya no está, esas cartas me hacen emocionar.
Papeles que se fueron tiñendo de amarillo con el paso del tiempo, encierran historias, cuánta vida allí guardada.
Tan importantes eran que hasta canciones les han escrito, desde tiempos inmemoriales ellas fueron portadoras de buenas y malas noticias, siempre tan esperadas, algunas perfumadas, otras, duras, cortantes...
Por qué se me ocurrió escribir sobre cartas, porque surgió la inquietud en el taller literario del que formo parte, me encantó la idea de volver a escribir, de conversar con una persona y conocerla a través de este medio, un ejercicio interesante después de tantos años.
Insisto, me gusta la tecnología por su rapidez y la uso mucho, pero carece de ese romanticismo que tanto me agrada y que transmite una carta escrita en papel.
También tuve el placer de poder comunicarme por carta. Hasta la letra cambiaba dependiendo del humor o del estado de ánimo de cada uno. Guardo hermosos recuerdos. Una vez,comencé a intercambiar cartas con un chico italiano, un contador público muy joven, me encantaba recibirlas y responderle.
ResponderBorrarMe hiciste viajar a un pasado que fue muy grato. Hermoso relato.
Qué bueno Rosana, me alegra mucho, siempre me gustó y es verdad, que uno cambiaba la letra según el estado de ánimo, muchas gracias!
BorrarExtraño las cartas a mano, la adrenalina de revisar si había llegado algo para mí. Las caligrafía de quien escribía hablaba también de su personalidad. La tecnología tiene sus ventajas pero también dejó en coma muchas tradiciones que me encantaban, como esta.
ResponderBorrarMari Carmen Polo, gracias por tus palabras, son parte de nuestra vida, más romántica, quizá por decirlo de alguna manera, yo también me he carteado con gente de diferentes partes del mundo, coleccionaba postales, una amistad de 30 años con una amiga de la adolescencia y que no nos hemos vuelto a ver personalmente, porque ella vive en otra parte del país, en fin, una parte importante de nuestra historia en papel, yo también las conservo, un abrazo enorme.
ResponderBorrarHola Silvia, te cuento que por estos días volví a vivir la experiencia de las cartas, el taller literario donde estoy, nos propuso esa actividad y volví a sentir esa emoción de ir al correo y mandar un carta, ahora queda esperar recibir la mía, gracias por tu comentario, un abrazo.
ResponderBorrarEsta entrada me recordó una carta (la última que envié en mi vida) y que nunca llegó a destino. Era una carta aérea cuya nave se siniestró y la empresa de correos me hizo de conocimiento para reintegrarme lo pagado al servicio postal.
ResponderBorrarNunca fui por esa compensación económica, me sentí mal por todas las personas que perdieron la vida mientras yo solo perdí una misiva.
Punto y aparte, me agrada la manera como puedes transmitir tu cariño y nostalgia por aquellos “tesoros” (hoy de papel amarillento) que el paso del tiempo dejó postergados, pero a la vez, los mismos años incrementaron su valor sentimental.
Gracias por tu bella lectura.
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
ResponderBorrarJuan Carlos, muchas gracias por tus palabras, me emocionó mucho lo que te sucedió con tu última carta, el accidente aéreo, me entristece, quizá porque el mundo aeronáutico me es muy cercano, gracias por tus palabras son un aliciente a seguir escribiendo, saludos
ResponderBorrar