lunes, 20 de septiembre de 2021

LA CASA ABANDONADA EN EL MONTE ( por Patricia F., La Colo)

 La casa abandonada en el monte (por Patricia F, la Colo).


 

 

 

La recuerdo como si fuera hoy, pasaron más de cincuenta años desde entonces, una casa en alto de chapa y madera, oscura, con los años y el abandono había perdido su color, rodeada por lo que alguna vez fue un jardín al final ganado por la naturaleza, las enredaderas silvestres se entrelazaban con las cultivadas formando una maraña de verdes y colores, pero extrañamente no tocaban la casa. 

Más atrás los enormes sauces con sus largas cabelleras de ramas y hojas cubriendo los restos de las filas de vides, todo fue ganado por la naturaleza queriendo volver a su estado original; menos la casa, ella seguía allí erguida, la casa del viejo Fosatti 

Al viejo no lo recuerdo, era muy pequeña cuando murió, él era el último integrante de una familia de inmigrantes italianos y quizá su espíritu se negaba a abandonarla a su destino de soledad, porque como él quedó soltero y sin hijos no quedó nadie para cuidarla; con la muerte del viejo se fue el sueño de una familia, el sacrificio y el trabajo de muchos años. 

¿Su espíritu se habría convertido en el custodio de los restos de lo que alguna vez fue un hogar?... esa pregunta siempre daba vueltas en nuestras mentes de niños, y el miedo, la adrenalina de ir y mirar, y si nos parecía que algo se movía dentro salir corriendo hasta perder el aliento; “el miedo no es sonso diría mi abuela”. 

En nuestra imaginación infantil, y digo nuestra porque mi hermano era partícipe de esas aventuras, esta casa estaba embrujada, quizá los espíritus de quienes la habitaron un día no se habían marchado, quedaron en custodia del lugar, cada vez estábamos más convencidos. 

El silencio en ella era absoluto, ¿ cómo no iba a ser silenciosa si estaba deshabitada? 

Así surgían las preguntas: ¿por qué las cortinas ennegrecidas por el paso del tiempo a veces se movían o crujían las maderas del piso? 

¿Qué se escondía entre esas viejas y gastadas paredes? 

Sin dudas el espíritu del último morador que quedó de esa familia se negaba a abandonarla, tal vez... 

Para mi hermano y para mí era como un imán, una aventura, lo prohibido que nos llamaba a observarla, escondidos los árboles para descubrir a ese fantasma, el que hacía crujir las maderas en su ir y venir; observarla desde lejos porque el corazón palpitaba a todo galope por el miedo y mantener el secreto, esa era nuestra aventura, nadie podía enterarse, ni nuestros amigos del colegio ni nuestra familia; si esa casa estaba embrujada ése era nuestro fantasma. 

Por alguna razón a pesar de estar rodeada de árboles los pájaros no anidaban allí mi tampoco cantaban, tal vez presentían algo, no lo sé, lo cierto es que nunca lo vimos, pero detrás de esas cortinas algo nos observaba también. 

No sé si era bueno o era malo, lo cierto es que los años fueron pasando y nosotros fuimos creciendo y con el paso del tiempo lo fuimos dejando atrás, después nos mudamos y por un momento la vida y las obligaciones hicieron olvidar un poco esas experiencias, hoy lo recordé y recordé aquellos años. 

¿Qué habrá sido de esa casa y su fantasma?, imagino que por fin la naturaleza se apoderó de ella o la creciente población transformó toda la zona en poblado.  

Mi mente adulta me dice que todo fue producto de la imaginación infantil, pero por alguna razón esa casa permanece intacta en mi mente. 

2 comentarios:

  1. Una historia hermosa, con su misterio y la intriga de saber si realmente la habitaban fantasmas. deberías volver y ver que sucedió con ella.

    mariarosa

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    1. Mariarosa gracias por tus palabras, te cuento que hace unos años me hermano volvió por la zona, y la casa ya no estaba, solo quedaban unos restos quemados, lamentablemente, saludos.

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