El sendero de los secretos. (Por Patricia F.)

 

Carterooo... cuántos secretos encierran esas cartas, este es mi aporte al reto que esta semana nos toca anfitrionar, mi historia está dirigida a la magia.

El nombre Ailsa significa "victoria de elfos", es un nombre irlandés relacionado con el mundo de las hadas.

Recomiendo leer mi micro escuchando la música. El título de la canción "Tír na nÓg" del gaélico antiguo significa "Tierra de la juventud", es una isla mítica en la mitología irlandesa.

El sendero de los secretos. (Por Patricia F.) 

Cansada detuvo su andar, era ya la medianoche y se le estaba por consumir la vela que llevaba en la lampara, a unos escasos metros divisó una cabaña, sin dudas era la indicada. 

Entró... 

Abrió de golpe los ojos. El pulso acelerado y su cuerpo transpirado, le indicaban que afuera algo sucedía. 

Se levantó y acercó a la ventana, aún estaba oscuro, decidió salir. Al abrir la puerta el sendero se iluminó por cientos de cartas, una sonrisa apareció en sus labios, ese era el lugar sin dudas, no había equivocado el camino. 

Recogió las cartas poniéndolas en el orden que aparecían, cuando concluyó asomaba el sol en el horizonte. 

Volvió a la cabaña, comenzó a abrir los sobres uno a uno y a leer su contenido. Allí estaban las respuestas que buscaba a sus dudas. Cada carta le contaba de su origen, su misión en este sitio y por qué hasta ahora vivió en el pueblo humano como uno más de ellos. 

Ahora entendía la razón de sus sentimientos encontrados, su verdadero nombre era Ailsa, nació de la unión de un hada y un elfo, pero como esa unión no estaba bien vista en los mundos mágicos fue entregada al nacer a una familia humana para que la criara. 

Cuando su madre de crianza le contó la verdad, supo lo que tenía que hacer, ahora cada una de esas cartas le mostraba el camino, contándole su historia, después de todo la magia era parte de su vida. 

Ahora solo necesitaba encontrar el camino para lograr alcanzar toda esa erudición que se le negó por tanto tiempo. Siguió abriendo sobres y cada uno de ellos desplegaba sus secretos que Ailsa iba incorporando. No necesitaba otro alimento más que el conocimiento. 

Varios días con sus noches pasaron hasta que por fin se sintió preparada, cuando abandonó la cabaña el paisaje había cambiado, era totalmente blanco iluminado por la luz de sabiduría y otro camino de sobres la guiaba hacia su nuevo destino. 

Ahora, el final de ese sendero ya no era un secreto...