lunes, 14 de octubre de 2024

Ni tan feroz, ni tan temible - por Rosana

 


Me encanta la propuesta juevera de NURIA, tal vez porque me permite hacer justicia, un acto que me encanta y pongo en práctica cada vez que puedo. 

Aquí les dejo mi versión de este lobo al que le hacía falta que alguien saliera en su rescate. 




Ni tan feroz, ni tan temible (por Rosana)

Estimada:

Hace un tiempo que no veo movimiento en la pequeña casa del bosque en donde tuvimos aquel amargo altercado que nos distanció por varias generaciones.

Observo con algo de tristeza y algunas dosis de esperanza - sabrá disculpar - que los pastos del jardín del frente están demasiado altos, los árboles no han sido podados durante el otoño, a pesar de que el jardinero y sus ayudantes - creo que debe de ser él - han olvidado la pala, el rastrillo y demás herramientas para poner en condiciones el bello jardín de la casa de nuestra querida y anciana, raro que cave y cave todos los días. ¿Será que hay algo por ahí que te pertenece y me pertenece?

Es por esto que me atrevo a pedirte una reunión urgente en el despacho del escribano que tal vez tú desconozcas, pero que yo tuve la desgracia de conocer el día que tuve que hacer el ridículo y tomar el lugar de tu creativa  abuela.

Al llegar allí, no voy a negarte que todas mis intenciones no eran del todo cristianas, pero al encontrarme con la bondad y belleza del rostro maduro de esa mujer que fueron enterneciendo mi voraz corazón, ablandándolo de tal modo,  caí a sus pies rendido y permití ser humillado al punto de tener que disimular mi vieja y bien ponderada hombría. Hoy pido disculpas por haber enredado las puntillas de algodón de su camisón con mis pezuñas.

Supongo que a estas alturas, la tierna abuela está practicando sus astutos movimientos rítmicos del vientre con cuanto hombre se vaya topando  en el infierno, es por eso que hago mi legal reclamo de lo que me pertenece. Tú ya no usas caperuza, ni recolectas flores de colores en tu canasta, no, por lo que sé, has embolsado varios millones dado que el cuento que inventaste, se dio a conocer en todo el mundo, en todos los idiomas y en todas las versiones, haciendo uso y abuso de mi buen nombre.

La realidad, querida niña convertida en mujer, es que tu abuela ni estaba enferma, ni esperaba quietecita tus pastelitos metida en la camita, no, que va, ella y el cazador, hacía años que tenían un asuntito, así que al verme llegar, ambos, en lugar de hacerme trizas y cazarme, llamaron al escribano para que labrara un documento en donde aceptaba hacerme pasar por la pícara viejecita y así poder irse de jaujas juntos a andar de fiestas por los bosques y vaya a saber qué otros lugares...

Creo que han pasado tantos años que el documento seguramente haya prescripto, así que lo único que te queda por hacer, es juntar ya mismo la mitad de todo lo que embolsaste durante estos años, haciéndole creer a los niños y niñas que yo era por poco un monstruo; o sea, preparás el dinero urgentemente o publico la versión real y te juro, te juro que nadie te querrá ver ya, ni en los disfraces de carnaval.

Sin otro particular, tu abuelo,

            El lobo.

2 comentarios:

  1. Hola Ro, jajajajaja, realmente me hiciste reír con tu historia, sencillamente es genial y el final sorpresivo, esa abuela era tremenda y Caperucita una piola bárbara, jajajaja.
    Me encanto, te felicito es muy buena historia.
    Un abrazo.
    PATRICIA F.

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    Respuestas
    1. Gracias Patri, realmente me divertí muchísimo. Me encanta hacer justicia con los villanos, será porque todos tenemos un costado villano, tal vez. Abrazo

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Ni tan feroz, ni tan temible - por Rosana

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