Cristina Rubio en su blog Alianzara, nos propone escribir un relato navideño, si desean escribir o leer las historias, pueden hacer click en el nombre del blog.
Se puede escribir sobre reuniones familiares, regalos y consumismo, amor y generosidad, soledad y tristeza, etc.
Para participar hay que escribir un relato original, inspirado en alguna de esas propuestas no superando las 900 palabras.
Se puede participar hasta el 31 de diciembre.
Debajo de mi relato dejo algunas fotos de mi autoría, mi pan dulce casero, el arbolito de Navidad que armamos cada año todos juntos, en familia, mi pesebre que hice y pinté yo misma hace treinta y tantos años.
Espero que todos pasen unas maravillosas fiestas.
Cada año el mismo ritual. (Por Patricia F.)
Comenzó diciembre, miro el almanaque y suspiro, un año más que se acerca a su fin. El tiempo pasa volando, cada vez más...
Sacudo mis pensamientos y dejo de filosofar sobre el paso del tiempo, saco el bol de acero inoxidable y en ese ritual decembrino de cada año me dispongo a poner a macerar los frutos secos con whisky o ron ¿ron o whisky será este año?, juego con las palabras mientras pasas de uva blancas y negras, frutas abrillantadas en trocitos, higos secos y dátiles, almendras, cerezas marrasquino, nueces, van cayendo dentro del recipiente para ser bañadas por la bebida elegida, donde durante varios días se emborracharán de alcohol para liberar esos aromas y sabores en el pan dulce.
Pienso en mi mamá y mentalmente le pido disculpas por ese cambio en su receta, esa que en un ritual eterno de cada año inunda la casa del exquisito aroma a pan navideño recién horneado.
A pesar del calor que hace en Buenos Aires en esta época necesito hacerlo, es una manera de homenajear a mis padres, a la familia que no está y a la que está.
Meter las manos en la masa, mezclando sabores en esa alquimia que se logra en la cocina mientras mi mente viaja a la infancia, donde mi madre amasaba en la mesa de madera y metía esos moldes de metal hechos por mi padre, cargados de la preciosa y perfumada masa en el horno de la cocina de leña.
Es un placer y una ilusión cada año reunirnos el 8 de diciembre, el día De la Virgen de la Inmaculada Concepción, para armar el arbolito todos juntos y decorar la casa. A mí me encanta hacerlo, decorar todo hasta el jardín y me gusta transmitirles a mis hijos esa tradición familiar.
Disfruto cada minuto de diciembre y hasta el dos de enero inclusive, porque es mi cumpleaños, entonces para mí termina y comienza un nuevo año con fiesta, no piensen que no hubo años tristes, cuando entre las fiestas algún ser querido se fue a otro plano, más allá de este mundo, por eso a mí no me entristece esta época, sino que celebro, la vida y de alguna manera les brindo un homenaje a todos ellos.
Suena la música, mi música preferida, me siento a armar el menú de este año y la lista de cosas que necesito.
Mis manos huelen a agua de azahar, a esencia de vainilla.
La casa se viste de fiesta y en mi corazón los recuerdos danzan de alegría.
Lo que debe ser ese Pan Dulce casero, tan bueno como tu relato y tu original mirada sea la temática que fuere. Un lujo siempre leerte, talentosa amiga!!
ResponderBorrarAbrazo admirado sinceramente...