Familia (por Silvy)
-¿Tenés
frío?. Preguntó Laura mientras se sentaba a su lado en ese sillón marrón.
- Un poco –
contestó Maru restregándose las manos nerviosamente. ¿No llegó el servicio aún?
-No, pero ya
está la que sirve café así que le voy a pedir que nos traiga. La gente va a
empezar a llegar en un rato. Uh, mirá. Ahí llega Raúl.
- Hola Maru,
lo siento tanto. Apenas me enteré vine lo más rápido que pude. ¿Necesitas
algo?, ¿comiste?, ¿Querés algo para tomar?
- Gracias,
Ra. Laura ya fue a pedir café. Sentate, a mi lado. Laura apoyó su cabeza en el
hombro de su primo. Sentía que le pesaba toneladas. Tal vez eran las lágrimas
que aún no salían, o el frío que le calaba los huesos y que venía desde su
interior.
Laura entró
en la sala con dos tazas de café.
-¡Raúl! ¿Qué
hacés acá? ¿Cómo te enteraste?
-¿Qué pasa
Laurita? Soy familia, cómo no me iba a enterar. Claro que si esperaba a que vos
me avisaras llego después del entierro. ¿Por qué no me llamaste?
-Ra, no te
enojes – dijo Maru. Laura estuvo a mi lado todo el tiempo. Si no era por ella
no sé cómo hubiera hecho con los trámites. ¡Estoy tan cansada! Sigo dando
vueltas en mi cabeza para entender qué pasó. ¡Estaba tan bien! Al fin iba a
dejar de trabajar, a hacer ese viaje soñado. Toda una vida de trabajo para
terminar así. ¡No sé cómo voy a seguir sola!
-Todo bien,
prima. Pero yo soy tu familia.
-¿Qué querés
decir? ,- casi gritó Laura. Yo soy parte de esta familia tanto como vos.
- A ver,
Laurita – dijo Raúl poniéndose de pie y acercándose amenazadoramente la mujer
que aún seguía con las tazas de café humeante en sus manos. –El que está en ese
cajón es mi tío, mi sangre. Tuyo es apenas un pariente político. ¿O acaso hay
algo más por lo que estás tan preocupada por mi prima?
Laura apoyó
las tazas en la pequeña mesa que estaba al costado del sillón, miró con desdén
al hombre que la miraba furioso, y se sentó al lado de Maru que seguía
retorciéndose los dedos y los miraba callada, sin entender.
-Basta,
chicos, no entiendo la pelea. Ra, Laura es como una hermana para mí y vos mi
hermano de sangre. Estamos todos muy nerviosos. No entiendo por qué pelean si
siempre se llevaron tan bien.
-Te
equivocás, prima. Yo me llevaba bien, ella se llevaba todo, que es muy
distinto. ¿Querés recordarle a tu amiga las cosas que te llevaste, Laurita?
- No
digas boludeces, Raúl. Este no es el momento ni el lugar.
-Pues yo
creo que es justo el momento y el lugar porque después de hoy no habrá otro
lugar en el que te puedas ver con MI
familia.- y acentuó ese mí, dejando en claro el lugar que ella ocupaba.
Maru lo miró
sorprendida, nunca había visto a su primo de esa manera. Solo una vez, el día
en que se lo cruzó a la salida de la empresa de su padre. Él no la había visto,
pero ella recordaba ese gesto duro, los puños crispados y la vena de su cuello
hinchada.
-Vamos
Laura, explicale a Maru cómo conseguiste ese hermoso auto con la que la llevás
de acá para allá. Lindo anillo el de tu dedo, eh. Raro que una simple secretaria
se pueda comprar semejante diamante y semejante nave.
-¡Te querés
callar!
-Quiero que
me expliquen qué pasa- dijo Maru poniéndose de pie. ¿Por qué mientras velo a mi
padre ustedes se comportan de esta manera? Laura… Laura, mírame y decime de qué
está hablando mi primo.
La gente
comenzó a llegar al velatorio. De repente Maru se vio abrumada con abrazos y
palabras de condolencias. Decenas de personas que no conocían y que le hablaban
del hombre que la había criado, aconsejado y acompañado.
Se apartó,
se paró al lado del cajón a observar a su padre, tan poderoso antes, tan débil
y olvidadizo en el último tiempo. Tan desconocido antes de morir.
-Raúl –
llamó – quiero que me expliques qué pasó. Y a dónde se fue Laura.
-No, Maru.
Yo no puedo. Ahí llega el abogado de tu papá. Decile que te muestre tus cuentas
bancarias, quién manejará la empresa ahora y qué pasó con nuestro sueño de
seguir con el negocio familiar. Lo siento.
La gente
siguió entrando. Un aroma asfixiante a claveles inundó la habitación. Maru seguía
sin llorar. Demasiadas muertes en una sola noche.
Siempre que muere alguien físicamente, hay relaciones que también mueren. Hay personas que en vida van uniendo lazos que en un futuro, serán difíciles de sostener. Cosas de la vida. Interesante relato para reflexionar
ResponderBorrarAsí es. La muerte a veces, pasea entre los vivos.
BorrarMi è piaciuta molto la tua storia, dà molti spunti su cui riflettere. complimenti.
ResponderBorrarps: grazie per la visita al mio blog, ti lascio un saluto e un sorriso.
Muchas veces la muerte no es solo un acto físico. hay muchas clases de muerte en vida. Un relato extraordinario que hace pensar.
ResponderBorrarSaludos
Tremendo, en todos lados se cuecen habas diría mi abuela, siempre hay secretos o problemas familiares, en este tipo de circunstancias.
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