DOMINGO. ( PATRICIA F.)

 Domingo. (Por Patricia F.) 

 

 

 

 

Hermosa mañana en Buenos Aires, soleada y fresca, el cielo azul-turquesa, me invitan a salir a mi jardín, mate en mano, recorrerlo y observar mis plantas y flores. 

La primavera en todo su esplendor. 

Mi jardín es pequeño, pero tengo de todo, un pino que plantamos hace muchos años siendo pequeño y ahora creció tanto que sobrepasa la doble altura de mi casa, es una especie de edificio donde anidan en esta época varias parejas de pájaros, palomitas torcazas, zorzales, calandrias y las pequeñas ratoneras. 

 

 

 

 

Mi árbol de mango, con su bella sombra estallando de flores, como siempre digo es mi tercer hijo puesto que lo hice de semilla hace unos veinte años. 

Hasta los cactus están repletos de flores, los arándanos madurando y qué puedo decir de mis rosales, ellos, son un capítulo aparte mis preferidos, hoy al ver el tremendo ataque de las hormigas negras a mi rosa blanca iceberg, me dio tal ataque de enojo que cuál soldado que va a la guerra, tomo mis armas de combate, toda clase de insecticidas y arremeto contra ellas, en pocas horas destrozan una planta.  

Mis plantas son mi cable a tierra, con el encierro que nos trajo la pandemia, ellas me brindaron la libertad mental suficiente para soportarla. 

 

 

 

 Nada más hermoso en este domingo, comer un asado a la sombra de mi árbol admirando las flores y el canto de los pájaros, en familia.